“Y vivió Yaäcov en la tierra de Egipto diecisiete años…”
Dice el “Sefat Emet”: “Diecisiete años son el valor numérico de Bueno – Tov – mostrándonos que Yaäcov consiguió hacer una separación en la gran mescolanza de valores en Egipto. Pues principalmente el motivo de la diáspora en ese lugar, era para discernir lo bueno de lo malo, por esa razón se le llama “El Crisol de Hierro”. Pero Yaäcov dijo: “El ángel que me ha rescatado de todo mal…”, pues ni siquiera en Egipto tuvo contacto con la maldad. Siendo esta, justamente, la preparación para la redención final”.
He aquí un gran consejo de nuestro patriarca Yaäcov:
“Busca siempre la bondad, apégate siempre a quienes la prodigan, y veras solamente cosas buenas en tu vida”.
Hasta tal punto consideró Yaäcov la bondad como un valor inconmensurable, que no encontró mejor cosa que heredar a sus hijos.
De hecho, esto es lo último que le pedimos al Todopoderoso cuando se abre el “Arón Kodesh” en Rosh HaShaná y Yom Kipur: “… que consigamos saciarnos de pan, y que seamos buenos”.
Rabí Yojanán Ben Zakai solicitó de sus alumnos que propongan cuál es el sendero más certero que deberá recorrer la persona en el mundo, y de entre todos ganó Rabí Eliëzer, diciendo, “Un corazón bondadoso”.
Uno de los nombres de nuestro gran redentor, Moshé Rabenu, es Tov o Tuvia.
Y la idea no es solamente ser “positivo” en la vida, como hay grupos a lo largo y ancho del mundo que se hacen llamar “los optimistas”. Pues es imposible que en nuestra vida nos enfoquemos solamente en los buenos sucesos, y aquellos que no lo son, los barramos debajo de la alfombra.
Sobre esto la Toráh nos enseña que cada uno debe vivir con una visión profunda de su realidad, y ver un poco más allá de lo aparente.
“También esto es para algo bueno”, decía Naajúm Ish Gam Zu, uno de los maestros de Rabí Äkivá.
Prestar atención. Él no decía: “También esto es bueno”, sino, “para algo bueno”. Es decir, esto mismo, que a mis ojos se presenta como algo absolutamente negativo, sin lugar a dudas persigue una bondad que yo desconozco.
Esta es la clave para una vida tranquila, con menos carga de estrés, y con una actitud verdaderamente positiva, inclusive en los momentos de mayor contrariedad.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda