Vayerá: El Honor

Sin duda, uno de los rasgos que más consiguen conferir al ser humano un nivel superior al de las demás criaturas, es su singular sentimiento de dignidad al saber que fue creado a “imagen y semejanza” de Di´s.

El hombre sabe que su existencia trasciende a la de los demás seres vivos. Está conciente, aunque sea en un mínimo porcentaje, que una chispa Divina brilla dentro de sí, y eso lo hace ser y sentirse importante.
¿De qué manera se distingue a una persona verdaderamente honorable?

Dice la Mishná de Pirké Avot: ¿Quién es honorable?…Aquel que honra a los demás.
Explica Rabí Jaim Shmulevitz, ZT”L en su libro Sijot Mussar: “Abraham se encontraba recibiendo la Presencia de Di´s, cuando la Toráh relata lo siguiente:
“Y elevó sus ojos y vio, y he aquí tres hombres situados cerca de él, y vio y corrió a su encuentro” (Bereshit 18-2)
El midrash Rabá comenta: “Dijo Abraham, si veo que La Presencia Divina aguarda por ellos hasta atenderlos, entonces sabré que son gente importante. Y si veo que se respetan el uno al otro, entonces me daré cuenta que son personas honorables”.


Es por eso que está escrito en dos ocasiones “vio”, ya que hacen referencia a estas dos observaciones.
Aprendemos de las palabras del midrash, que cabe la posibilidad de ser importante de verdad, e inclusive La Presencia Divina espere por él, y aún sea dudoso si es alguien distinguido. No fue hasta ver que guardaban respeto el uno por el otro, cuando, entonces, salió a recibirlos. Es decir: Solamente alguien honorable, puede manifestar respeto por los demás”.

Nuestros grandes líderes espirituales son ejemplos claros de cómo la verdadera grandeza se deriva – eventualmente – en humildad. Pues conforme más grandeza reciben más humildes y sencillos son, otorgándoles capacidad de mostrar respeto a los demás.

Sobre Abraham está escrito en la parashá que a pesar de haber sido calificado como el personaje más distinguido del lugar, aún así, se consideraba a sí mismo polvo y cenizas.
El “Jazón Ish”, Rabí Abraham Yshaiá Karelitz ZT”L dice, que todos, y cada uno, debemos ir detrás del honor
¿Qué honor? No el falso y simulado – que confunde a la gente – sino el Verdadero. Por ejemplo el que se le da a la Toráh, la cual merece honor. De la misma manera, no existe cosa más honorable en el mundo que… ¡Honrar lo verdaderamente honorable, y despreciar el honor que los demás nos den!
Si deseamos conocernos, y saber si somos honorables, observemos nuestro comportamiento, no con la gente importante, sino con la gente sencilla, la que muchas veces pasa desapercibida.
Recordemos: En cada uno de ellos brilla una chispa Divina.

Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda

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