Vayeshev: Un príncipe aprende a soñar

José era un soñador. De hecho, definió para las próximas generaciones lo que significa ser un soñador. Quizá un poco egocéntrico a los 17 años, no podía comprender por qué a otros, especialmente sus hermanos, no les entusiasmaba escuchar que algún día él sería un príncipe y que ellos, bueno, no estaban exactamente hechos para ser príncipes.

En Génesis 37, conocemos que José tenía el trabajo de comunicar a su padre Israel cómo iban las cosas con los rebaños que estaban a cargo de sus hermanos. José podría haber mentido a su padre en nombre de sus hermanos. En cambio, José sintió que no tenía otra elección más que decir la cruda verdad.

El texto no menciona que José intentara hacer sentir bien a sus hermanos consigo mismos. Puesto que ya era un “maestro de los sueños”, podríamos pensar que al menos podría haber intentado enseñarles cómo soñar.  Pero no. No eran la clase de personas a las que se les podía enseñar.


Aunque dolía a corto plazo, la ingenuidad y la transparencia sin remisión de José fue la que hizo que se pusiera en marcha todo lo que, en definitiva, condujo al cumplimiento de sus sueños. Sin embargo, todavía tenía que ganarse el título de príncipe teniendo algunas experiencias duras, aunque valiosas. Igual que su padre, Jacob, se había enfrentado a la ira de su hermano Esaú, José también tendría que enfrentarse a la furia de sus hermanos.

El nombre de Jacob fue cambiado a Israel después de luchar con algún tipo de ser celestial, posiblemente en un sueño. En Génesis 32:30, Jacob quiso conocer el nombre del ser. En el versículo 31, Jacob estaba tan abrumado por la experiencia que dijo que había conservado su vida aunque había visto a Dios cara a cara.

La experiencia Mahanaim dio a Jacob la confianza de que, si podía sobrevivir a una pelea con un ser celestial, también podía sobrevivir a un encuentro con un hermano furioso acompañado por 400 hombres. Sin embargo, todavía se inclinó ante Esaú siete veces. Ciertamente se reconciliaron como hermanos tanto como pudieron, pero no hay pruebas escritas de que se hicieran mejores amigos.

Extrañamente, Jacob continuó siguió siendo llamado por ese nombre hasta el día que murió en Génesis 49:33, aunque en ocasiones se le denominaba Israel. Incluso Dios le llamó Jacob en Génesis 46:2. No hay anotaciones de que Jacob contara a Esaú toca la experiencia Mahanaim.

¿Tuvo Jacob alguna vez el valor, antes de que los dos hermanos se separaran en Génesis 36:6, de decirle a Esaú que creía que Dios le había cambiado su nombre a Israel, un príncipe que prevalece con Dios?  Aunque es posible, no hay pruebas escritas de que Jacob tuviera el tipo de audacia que tenía José cuando se trataba de Esaú.  La actitud de Jacob hacia Esaú era de humildad.

José tuvo claramente el valor en su juventud de compartir sus sueños ante muchos hermanos, mientras que Israel quizá no pudo confesar toda su experiencia Mahanaim a ni siquiera un hermano que podría no haberla comprendido o apreciado, especialmente después de todo el rencor anterior entre ellos debido al derecho de nacimiento. Por esta razón, Israel debe haber respetado a José por su valor. Su profecía acerca de José reflejaba ese aspecto.

La profecía de Israel en su lecho de muerte acerca de José en Génesis 49:22-26 es una de mis partes favoritas de la Torá y a menudo la leo públicamente en shul cuando recito Vayeshev cada año. Es hermosamente poética.

22 Rama fructífera es José, una rama fructífera junto a una fuente; cuyos vástagos se extienden sobre el muro. 23 Los arqueros le causaron amargura, y le asaetearon, y le aborrecieron; 24 Mas su arco se mantuvo poderoso, y los brazos de sus manos se fortalecieron, por las manos del Fuerte de Jacob, por el nombre del Pastor, la Roca de Israel, 25 Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, y por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá, con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. 26 Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores hasta el término de los collados eternos; serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del príncipe de entre sus hermanos.

¿Están hablando estos versos sobre fuerza y bendiciones acerca de la misma persona que, como un joven soñador de 17 años parecía tan obsesionado con su propia importancia? Todas las pistas parecerían señalar a un joven José con un desmesurado concepto de sí mismo. Sin embargo, cuando Israel pronunció estas palabras, José ya había servido como virrey sobre el antiguo imperio egipcio. Cualquier necesidad que José pudiera haber sentido alguna vez en su juventud de superar a sus hermanos mayores le rompió el corazón una vez que sus sueños se habían cumplido y sus hermanos se humillaron ante él.

Israel dijo en el versículo 26: “Las bendiciones de tu padre fueron mayores que las bendiciones de mis progenitores hasta el término de los collados eternos; serán sobre la cabeza de José, y sobre la frente del príncipe de entre sus hermanos”.

Por supuesto, ese es el reto de cada generación: ir más allá de lo que la generación anterior fue capaz de lograr, elevar la raza humana un poco más y permitirla progresar. Israel creyó que había sido bendecido más que sus progenitores, es decir, más que las bendiciones de Abraham e Isaac. (Después de todo, el moderno estado judío lleva el nombre de Israel, no de Abraham ni de Isaac). Israel predijo bendiciones similares para José.

Theodor Herzl también aprendió que no es sencillo ser un soñador. Siendo además pragmático, dijo como todo el mundo sabe: “Si lo deseas, ya no es un sueño”. En otras palabras, si lo deseas, ya no tiene que permanecer siendo tan solo un sueño. Herzl creyó en poner piernas o incluso alas a sus sueños.

Tanto si creemos en milagros como si no, vamos a lograr lo que podamos por el bien común. Aunque HaShem ayuda a aquellos que se ayudan a sí mismos, sabemos que Él ayuda a aquellos que no pueden ayudarse a sí mismos. Ojalá tengamos el valor y la audacia de José y disfrutemos las bendiciones de Israel.

Mandato de Yoeli: Deja tu marca, supón una diferencia para el bien y haz lo que te corresponde para asegurarte de que ellos nunca devoran de nuevo a Jacob o hacen un desecho de su morada.

Puedes escribir a Eli Kaufman a [email protected]
Enlace al artículo original en inglés: http://www.jpost.com/Blogs/Standing-Against-the-Wind/Vayeshev-A-Prince-Learns-to-Dream-435899

 

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