Iaacov deja su lugar de nacimiento en Beer Sheva y viaja a Jaran. En el camino se encuentra con “el lugar” y duerme allí, soñando con una escalera que conecta el cielo con la tierra, y con ángeles subiendo y descendiendo por ella; Di-s se le aparece y promete que la tierra sobre la cual está acostado será dada a sus descendientes. Por la mañana, Iaacov eleva la piedra sobre la cual apoyó su cabeza como una altar y un monumento, prometiendo que será la casa de Di-s.
Iaacov se queda en Jaran, donde trabaja para su tío Laban, cuidando sus ovejas. Laban concuerda en darle su hija menor, Rajel, a quien Iaacov ama, para casarse con ella, como paga por siete años de trabajo. Pero en la noche del casamiento, Laban le entrega a la hija mayor, Lea, un engaño que Iaacov sólo descubre a la mañana. Iaacov se casa con Rajel también, una semana más tarde, luego de aceptar trabajar siete años más para Laban.
Lea tiene seis hijos, Ruvén, Shimón, Levi, Iehuda, Isajar y Zvulún, y una hija, Dina, mientras que Rajel es estéril. Rajel le da a Iaacov su sirvienta, Bilá, para tener hijos con ella para Rajel, y dos hijos más, Dan y Naftalí, nacen. Lea hace lo mismo con su sirvienta, Zilpá, de quien nacen Gad y Asher. Finalmente, las plegarias de Rajel son respondidas y nace Iosef.
Iaacov ya estuvo en Jaran por catorce años y desea retornar a su casa, pero Laban lo convence de quedarse, ofreciéndole sus ovejas como paga por el trabajo. Iaacov prospera, a pesar de los repetidos intentos de Laban por arruinarlo. Luego de seis años, Iaacov deja Jaran a escondidas, temiendo que Laban no le permitiría irse con la familia y riquezas por las cuales había trabajado. Laban y Iaacov hacen un pacto en el Monte Gal-Ed, y Iaacov continúa viaje hacia la Tierra Santa, donde es encontrado por ángeles.
Mi hijo el doctor
Por Shimon Posner
Mi hijo el doctor tiene un hijoque es un guardia forestal en Yosemite: la mujer con la que no se casó no es judía. Mi hijo el abogado tiene una hija: gerente analista en Morgan Stanley: tiene cuarenta y tres años y conoció al Sr. Perfecto.
Un estudio de la América Judía fue dado a conocer recientemente, conteniendo muy poco que ya no supiéramos en forma anecdótica. Sin embargo, algunos de los números son shokeantes. ¿Trescientos mil judíos menos de los que había sólo hace diez años? Olvídense del Crecimiento Cero de la Población: estamos comiendo nuestro capital. ¿Y para qué? ¡Porque ganamos $8.000 por años más que la familia americana promedio! Si no tuviéramos hijos para poder ganar un salario mínimo extra. Mi reino por un caballo; mi derecho de nacimiento por $8.000 valiosas lentejas.
El problema no es simplemente que las mujeres judías no quieren convertirse en madres judías: es que los hombres judíos no quieren convertirse en padres judíos. Manis Freidman ve el feminismo como un clamor desgarrador como resultado de la Revolución Industrial: ¡devuélvanos los maridos que nos han robado! Hasta esa revolución, los hombres se transformaban en padres: los padres deben proveer, por lo tanto los hombres trabajaban. Gradualmente los hombres dejaron de trabajar y proveer solamente, salieron a obtener una carrera, auto-realización, un (estilo) de vida más significativo. ¿Si no hay padres, quién quiere ser madre?
Quizás más que cualquier otra Parashá. La nuestra está repleta de domesticidad: desde nuestra perspectiva al menos, es doloroso oír a las mujeres añorando hijos y la atención de los maridos que el tener hijos les traería. Observándolo en forma más fácil, es el marido el que cuida las ovejas todo el día para criar una familia. Bucólico como puede parecer, no fue una señal de los tiempos; su hermano mellizo llevaba una forma de vida altamente presionada, aventurera, de magnate.
“¿Nuestros hijos dirán Kadish por nosotros?” Fue la preocupación de una generación pasada. No tenemos hijos, es el grito silencioso de la más desahogada generación. La preocupación por un futuro judío es usada incorrectamente, sobreactuada y torpe. Activismo sobrecargado es molesto. ¡Consigue un trabajo! ¡Sé exitoso! Es el clamor. Y los niños escuchan en masa. Uno de los aspectos positivos de los años sesenta-setenta es idealismo: cabello engrasado, fumadora de hierba, un idealismo sin base, pero idealismo sin embargo. Cuando los hippies supervivientes (los que no tomaron una sobredosis en Marrakech) se bañaron y se cortaron el pelo, se limpiaron también de su desinterés y tuvieron su lucha para acortar el espíritu. Los más afortunados tuvieron a alguna persona para ayudarles a canalizar su idealismo.
Los padres quieren proveer a sus hijos de aquello que ellos carecieron. Es una cosa buena pero difícil de lograr. Quizás un logro más grande es proveer a sus hijos de aquello que el padre da por seguro. Cuando eso es pasado por alto, y no se le da a los hijos, entonces ellos crecen sin esto. No es suficiente querer nietos. Ustedes deben desear tener hijos que son padres: querer hijos que son padres más que hijos que son doctores, querer hijas que sean madres más que hijas que son analistas de mercado. Y especialmente, querer yernos que son padres que yernos que son neurocirujanos.
Mi madre me enseñó que nunca pueden elegir tener un hijo: ustedes sólo pueden elegir no tener un hijo. Nunca tomen por segura la bendición de vida que tienen: lo que hizo de ustedes lo que son. Pues esos son los hijos de Jacob: una fe absoluta de que la cadena tiene un valor inherente más grande de lo que el vínculo puede carecer empíricamente. Tenemos najat de que nuestros hijos son parte de esa cadena, y decimos una pequeña plegaria que ellos ganen (¿De qué otra forma se podría pagar la matrícula de la escuela?) Mucho más de $8.000 al año. (Extraído de www.es.chabad.org )
La “Agresión” Israelí
Por Naftali Silberberg
Hay un viejo chiste acerca de tres personas, una de ellas miembro de las fuerzas de defensa israelíes, que naufragan en una alejada isla de caníbales. Luego de ser capturados y mientras las calderas de agua hervían al fuego, los generosos nativos ofrecen conceder a cada uno de los cautivos un último deseo. El primer hombre pide una pluma y un papel, y escribe una nota de despedida a su familia. La segunda persona pidió una comida final, de cinco platos que no contenga carne humana. Entonces el israelí pide que el líder tribal lo golpeara en la cara. Una petición extraña, pero en sus momentos finales en la tierra, la gente no piensa coherentemente… En cuanto el jefe le pegó, el israelí sacó una Uzi y rápidamente aniquilo a sus captores.
¿Por qué esperó hasta que le pegara, antes de tirarles? los dos amigos preguntaron.
Y que quieres ¿que después todo el mundo diga que yo comencé la agresión?
Buen chiste, pero, como vimos esta semana, refleja una triste realidad. Parece no importar cómo le peguen, cualquier acción de autodefensa de Israel será vista como una “agresión injustificable.”
Leyendo la reacción internacional al último conflicto Israelí-Palestino, no estoy seguro si reír o llorar. El Secretario general de la ONU Ban Ki-Moon acusa Israel “del uso desproporcionado y excesivo de fuerza”. El amigo cercano y aliado de Israel, Mahmoud “el moderado” Abbas, utilizó palabras como “genocidio”, “masacre,” y “terrorismo internacional” para describir las acciones de Israel. Una declaración de la Unión Europea condenó el “uso de fuerza desproporcionado reciente por las fuerzas israelíes en contra de la población palestina en Gaza”. Arabia Saudita comparó el asalto de Israel en la Franja Gaza a los crímenes de guerra nazis. El ministerio de asuntos exteriores de Canadá expresaron su preocupación por las medidas de represalia israelíes “debido a su impacto en civiles”. Y el Papa Benedicto invitó a “israelíes y palestinos ” a frenar la violencia incondicionalmente
La cúpula moderada palestina en Cisjordania también suspendió sus negociaciones de paz con Israel. El representante palestino en las Naciones Unidas explicó que los ataques israelíes amenazan con desestabilizar la región y “descarrilar el proceso de paz. ”
Después de meses y meses de la relativa inacción frente al diario ataque con misiles, el gobierno israelí decide tomar acción para defender a su gente. La decisión de actuar surgió tras la muerte de un civil en Sderot bajo el fuego de un misil Kassam, y el aterrizaje de cohetes en Ashkelon, una ciudad meridional con una población de más de 100.000 habitantes.
Mi pregunta es: Si Israel de todas formas nunca tendrá una “excusa aceptable” para perseguir a los terroristas y destruir sus fábricas de infraestructura y misiles. Cualquier acción inevitablemente accionará la condena mundial. ¿Por qué entonces esperar a ser golpeado en la cara antes de emprender una misión de autodefensa?
(Extraído de www.es.chabad.org )