“Y dijo Rajel: Mucha tenacidad e insistencia tuve con HaShem para lograr ser como mi hermana, y lo nombró (a su hijo) Naftalí” (30, 8)
Rajel y Lea se encontraban prontas a construir la nación hebrea. Entre las dos debían concebir los doce pilares de nuestro pueblo. Por tal motivo Rajel, al ver que no conseguía dar a luz a ningún crío, asumió que su vida no debía tener sentido. Por esa razón, le dijo a Yaäcov, “Reza por mí para que Di´s me dé un hijo – así como rezó Yitzjak por Rivká – y si no, me considero muerta”
Rashí explica: “Dijo Rajel: No di mi brazo a torcer, e insistí mucho con súplicas y ruegos al Todopoderoso… y finalmente conseguí que accediera a mis peticiones”.
“Aprendemos de aquí dos importantes lecciones – dice Rabí Yerujam HaLevi de Mir, ZT”L – la primera es que en asuntos espirituales, le es permitido a toda persona ser sumamente insistente. Pues, a pesar de ver Rajel que Di´s no quería darle hijos, de cualquier manera no prestó atención en ello y, al contrario, luchó y guerreó con todas sus fuerzas para obtener lo que tanto quería.
Por otro lado, es posible aprender también que, si la persona es tenaz y persistente, está en sus manos subir en niveles espirituales, y que finalmente alcanzará cualquier meta que se trace en la vida.
Y al respecto dicen nuestros sabios, en el tratado de Sanhedrín (105ª): “La osadía dirigida a los cielos, es válida”.
Deberá saber toda persona, si observa que le llegan adversidades en lo relativo a sus funciones espirituales, no deberá permitir que lo ofusquen o inquieten, al contrario, deberá obstinarse y fortalecerse con todas sus fuerzas. Ya que, a final de cuentas, tendrá éxito y quedará sumamente satisfecho de sí mismo”.
Las palabras de Rabí Yerujam, nos ofrecen un nuevo planteamiento de la visión de nuestras vidas. Pues, en no pocas ocasiones, dentro de nuestra cotidianeidad espiritual, solemos ser algo condescendientes en nuestros esfuerzos por alcanzar la excelencia en el Servicio Divino.
Rajel es solamente un ejemplo de la verdadera actitud que debe tener todo yehudí en el ámbito espiritual. De saber que las fuerzas espirituales que Di´s nos otorgó, son para utilizarlas al máximo, para aproximarnos por medio de ellas a la perfección y, ultimadamente, a la auto realización.
Rajel sabía que si no concebía hijos, su vida – terrenal y espiritual – sería obsoleta. Por ello, mejor sería prescindir de ella. Por esa razón lucho con todas sus fuerzas, pues su existencia en este mundo y en el espiritual, estaban en juego.
Nuestra óptica, según esto, deberá ser que, cada paso y paso que demos en nuestra carrera espiritual, lo debemos considerar como una victoria más en nuestra lucha por la vida. Y saber que, cada vez que se presente alguna dificultad o contratiempo, es imperativo salir “con todos los hierros” para asegurar nuestra victoria.
Naftalí nos enseña otro detalle interesante respecto a este tema. Pues la raíz de la palabra Naftalí es פתל, es decir: entorchado o enroscado. Y es cuando dos o más hilos se unen para formar uno más grueso y fuerte, para llegar a forjar, inclusive, una cuerda que logre aguantar pesos muy grandes.
Esa misma es la cualidad que nos fue naturalizada por medio del segundo hijo de Rajel. Pues solamente con testarudez, osadía y obstinación, es que podemos aguantar sobre nosotros el peso de las seiscientas trece mitzvot, con sus ramificaciones y derivados. Además de darnos el temple para soportar los más de dos mil años de exilio, con paciencia, nobleza, y con la mirada fija en los más elevados estratos espirituales.
Debemos estar conscientes que éste deberá ser nuestro verdadero motivo de identidad y orgullo, sirviendo como punta de lanza frente a todo obstáculo mundano o espiritual. Shabat Shalom