“Y (Di´s) llamó (nombró) a Moshé”
Dice el Midrash Rabá sobre nuestra parashá: “Con diez nombres fue llamado Moshé: Yered, Jeber, Yekutiel, Abigdor, Abi Sojó, Abí Zenoaj, etc. (cada uno de ellos representaba una cualidad de Moshé Rabenu)”
El propósito del nombre – explica Rabí Jayim Shmulevitz, ZT”L – es determinar la esencia y cualidad del sujeto nombrado.
Esta idea se ve reflejada en el siguiente ´Midrash (Rabá Bereshit 17:4): “Cuando Di´s se propuso a crear al hombre consultó con los ángeles, les dijo: ¡Hagamos un hombre! Le preguntaron: ¿Y cómo ha de ser? Les responde: Su sabiduría será superior a la de ustedes.
A continuación trajo frente a ellos bestias, animales y aves, les dijo: ¿Cómo se llama éste (animal)? – No supieron responder – Presentó estos animales delante del hombre, y le preguntó: ¿Cómo se llaman? Y él respondió: A este se le llama toro, a este otro burro, y a este caballo, etc. Le preguntó: ¿Y cuál es tu nombre? Le dijo: Para mi es propio que me nombren Adam (hombre) ya que fui creado de la tierra (adamá) ¿Y yo cómo Me llamo Yo? – pregunta Di´s – El hombre Le responde: A Tí es propio llamarte Ad´nay – ya que eres Amo y Señor (Adon) de toda existencia. Entonces declaró Di´s: ¡Yo soy Ad´nay! Es el nombre que el hombre Me designó.
Vemos que la sabiduría de nombrar – continúa Rabí Jayim – es de gran elevación, superior – inclusive – a las capacidades espirituales de los ángeles.
A cada criatura es posible definir de una sola manera, pues esta es suficiente para abarcar todas sus aptitudes, y sin embargo a Moshé lo nombraron de diez formas distintas.
Ese mismo midrash sentencia que Di´s le escogió el nombre a Moshé, ya que así lo nombró Batyiá (Hija del Faraón), como está marcado en la Toráh. “Pues de las aguas lo he salvado”
Hay que entender por qué justamente eligió este nombre, habiendo otras nueve posibilidades. Además, este nombre no se ajusta a la esencia de Moshé sino a una acción circunstancial realizada por Batyiá.
Es posible explicar que la salvación de Moshé de la aguas al haber sido un acto de valentía y entrega sin igual, ya que Batyiá actuaba en contra del dictamen de su padre – el de matar a todo niño hebreo –la esencia misma de Moshé se impregnó de esta acción, penetrándole en el cuerpo y en el alma. Por esta razón Moshé tenía la aptitud de entregarse de manera absoluta a la causa de la verdad.
Ese nombre representa la verdadera esencia de Moshé Rabenu, y es definitivamente la cualidad que más es exigida de cualquier líder. Cuanto y más si éste es el dirigente de toda la congregación de Israel y en su momento más difícil, pero más sublime: La Salida de Egipto.
Tanto un pastor, como un líder de la generación, deben preocuparse de todos y cada uno de sus miembros. Tratar de velar por las necesidades personales de ellos, de acuerdo a sus fuerzas y posibilidades”. Hasta aquí sus palabras.
Cada uno de nosotros porta un nombre que recibió al momento de nacer, en él convergen un sinnúmero de potenciales, cualidades humanas, capacidades intelectuales y sentimentales, prontas y esperando a ser utilizadas por nosotros – A modo de consejo; es bueno conocer las raíces de nuestros nombres y quiénes fueron aquellos hombres en la historia, nos sorprenderemos al revelar que guardamos una gran afinidad con ellos.
Los nombres son tan importantes para nosotros, que por el hecho de conservarlos tal y como los recibimos de nuestros padres, fuimos redimidos de Egipto. Como bien es sabido. Gracias a la conservación de nuestras vestimentas, idioma y nombres es que tuvimos el mérito de ser salvados de la esclavitud, y todos estos elementos revelan de alguna manera, una esencia interna, a nivel nacional, y a nivel personal.
No pretendamos creer que de esta manera hemos llegado a la meta final, que por medio de ligarnos de algún modo a nuestro pasado histórico es suficiente. Nuestro Creador espera mucho más de nosotros, nuestros hijos esperan mucho más de nosotros y, lo más importante, también nosotros esperamos mucho más de nosotros mismos ¿No es verdad?
En nuestras manos está revelar ese potencial, el mundo está en constante espera por alguien que le aporte algo personal, fundamental para concretar su objetivo final.
Así mismo, y con mayor exigencia, es nuestro deber conocer y reconocer los valores y potenciales de nuestros hijos, promoverlos y desarrollarlos, y sobre todo hacerlos conscientes de la existencia de ellos.
Pues cuando la persona conoce desde pequeño sus aptitudes, más y más logrará llegar a un auto conocimiento verdadero y – eventualmente – a una verdadera autoestima.
Shabat Shalom
Yair Ben Yehuda