¡Diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco…! Di´s nos regaló diez días para limpiar nuestras acciones.
La traducción de la palabra Jet (comúnmente traducido como pecado), es fallar la puntería o errar en el blanco. Así también, la mayoría de nuestras faltas son cometidas a raíz de no poner suficiente atención en nuestros actos, y desperdiciar lo mejor de nuestro potencial en vanidades.
En estos momentos El Eterno nos dice: “Todo el año tuvieron mal tino, no lograron acertar al centro. Tienen diez días para acercarse al objetivo, recoger todos los dardos, y colocarlos en el blanco, en el círculo pequeño, el de los cien puntos.”
Asimismo Di´s nos otorga estos diez días, para aproximarnos, retomar las acciones erradas, rectificarlas y situarlas en el lugar correcto.
Todo ello resumido en el concepto llamado Teshuvá (retorno).
¿Cuál es el punto central de la Teshuvá?
Dice Rabí Eliahu Dessler, ZT”L:
“Si nos concentráramos en la verdad que reconocemos internamente, con completa sinceridad, sin duda alcanzaríamos la autentica teshuvá. Ya que una pequeña chispa de genuina comprensión, tiene la fuerza de franquear la gruesa muralla que cubre nuestros corazones. Saliendo a la superficie, dejando su sello personal sobre nuestros actos. Cuanto más amplio y significativo sea ese punto, más fuerte será nuestra teshuvá.
Sin esa sincera reflexión, originada en el ferviente deseo por conocer la verdad, será imposible alcanzar la verdadera teshuvá. Pues un solo destello pasajero, o un estremecimiento fugaz de motivación a retornar, no tienen la fuerza para mantener esa inspiración por mucho tiempo, se enfriará poco a poco hasta extinguirse por completo.
Estos breves rayos de luz que nos conmocionan por instantes, tienen la función única de abrir y preparar al corazón para irrumpir dentro de esa gruesa muralla de insensibilidad, y revelar bajo de ella ese núcleo de verdad interna.
Es únicamente sobre este fundamento que la teshuvá encontrará su base firme.”
El término teshuvá no implica una rectificación de nuestros actos, exclusivamente, sino algo mucho más profundo y significativo, pues literalmente significa retorno, es decir, volver de nuevo al lugar que alguna vez ocupamos.
“Elokai, neshamá she natata bi tehorá” (Mi Di´s, el alma que me has dado, es pura)
Cada mañana nos recordamos que esa es nuestra única dirección, nuestro origen puro y natural, el alma perfecta, la chispa Divina. Es allí a donde debemos retornar.
La parte principal de las selijot son los trece atributos de Rajamim (misericordia). Los cuales recitamos con la esperanza de despertar la clemencia y misericordia de Di´s hacia nosotros. El significado de esto es mucho más profundo que, simplemente, recordarle a Di´s que se apiade de nosotros, como es mencionado en el tratado de Sotá (14):
“¿De qué manera es posible adherirse al Eterno? Responde la guemará; únicamente emulando Sus cualidades, siguiendo los trece atributos de misericordia. Continúa la guemará diciendo- así como Él es piadoso, también sé tú piadoso, así como Él es misericordioso, sé tú también, etc”.
Esta es la idea central, pues en la tefilá que más expresa nuestra voluntad de regresar en teshuvá, las selijot, nos recordamos los parámetros a seguir para materializar esos deseos sinceros, los que nos reencaminan a nuestro origen, de poseer una chispa Divina, ser una creación espiritual perfecta, la cual pretende consumar su razón de ser en este mundo, y ganarse así su parte en el Mundo por Venir.
Gmar Jatimá Tová