Parasha de la Semana: Va'etjanán
Esta Parashá comienza con el ruego de Moshé a D-os para que lo deje entrar a la Tierra Prometida. Aún cuando Moshé sirvió durante toda su vida a D-os, no hace esta petición como recompensa sino en todo de súplica. Sabiendo que tenía escaza oportunidad de que su ruego fuera concedido siguió rezando hasta el final, lo que nos demuestra que ningún rezo es en vano aún cuando no se obtengan resultados tangibles e inmediatos.
Moshé exhorta al pueblo para que se mantenga siempre fiel a la Torá cumpliendo sus leyes y preceptos como la única forma de vivir plenamente y cumplir su misión en el mundo. Sin embargo, profetiza que luego de la llegada del pueblo a Eretz Israel y después de vivir allí por varias generaciones pecará, se volverá idólatra y será exilado, dispersado entre todas las naciones del mundo. Ocho siglos y 52 años después del éxodo de Egipto el pueblo fue expulsado de Eretz Israel cumpliéndose la profecía de Moshé.
Durante su permanencia en el exilio Moshé advierte al pueblo que debe hacer Teshuvá, retornar a su esencia judía y a sus raíces. Dicen nuestros Sabios que aún en los casos más extremos de alejamiento de D-os siempre existe la posibilidad de establecer relación con El. Dice el pasuk “buscarás a D-os y lo encontrarás” ya que en este caso buscar ya es encontrar. A diferencia de la búsqueda de un tesoro que de no ser encontrado resulta en vano. En este caso la misma búsqueda, el proceso de acercarse a D-os y la disposición a mejorar, ya constituye un encuentro.
En esta Parashá Moshé repite los Diez Mandamientos que aparecen por primera vez en Parashá Yitró, pues esta generación pronta a entrar a Israel no los había oído directamente la vez anterior, aún cuando sus padres se lo relataron vívidamente. Los Diez Mandamientos están escritos en singular para que cada persona entienda que tiene la obligación de cumplirlos. Además los últimos cuatro mandamientos empiezan con la palara “y” : “y no robarás….. y no cometerás adulterio….” lo que nos enseña que el trasgredir uno, inevitablemente nos lleva a incumplir los demás. El mandamiento “no matarás” implícitamente comprende otras prohibiciones como las siguientes: dar testimonio que pueda provocar la muerte de alguien o negarse a revelar un secreto que pueda salvar a una persona de la destrucción -matar a alguien hablando mal de él- o avergonzar´públicamente al prójimo, acortar la vida a quien está cercano a la muerte (eutanasia), practicar abortos, y para un juez, condenar a muerte a un inocente.
Moshé enseña al pueblo la mitzvá de reconocer y creer en la unidad y unicidad de D-os por medio del precepto de Shemá Israel que debe ser recitado dos veces al día, en la mañana y en la noche, antes de dormir. Cuando se ve el Shemá escrito en hebreo se pueden distinguir dos letras que sobresalen por su tamaño; la Ayin, última de la palabra Shemá -oye- y la Dalet, última de la palabra Ejad -uno; estas dor letras forman la palabra “ed” que significa testigo. Los judíos testimonian la verdad de la unicidad de D-os que proclaman dos veces al día. El Shemá consta de tres párrafos: 1) “Veahavta” -y amarás a D-os, que establece el amor a D-os como mitzvá, se ama a D-os porque El lo ordena y además, con todo el ser, tanto con “la inclinación al bien” como con la “inclinación al mal” por eso se utiliza la palabra levavja (en plural: corazones). 2) “Vehaya im shamoá tishmeú et mitzvotai”, que exhorta al cumplimiento de las mitzvot, está expresada en plural para denotar la importancia de su cumplimiento por todo el pueblo judío y 3) “Vayomer”, que hace referencia al éxodo de Egipto. Cuando se dice el Shemá se cubren los ojos porque se considera que está presente en ese momento la Providencia Divina.
T´u Be Av -15 de Av, es una fecha festiva que se conmemora porque en ese día en el año cuadragésimo de la travesía por el desierto cesó la muerte de aquellos que formaban la generación que hizo caso al informe negativo de los espías que habían entrado a Eretz Israel. También fue el día en que se permitió los casamientos entre los jóvenes de las diferentes tribus, que antes habían estado prohibidos. Ese día se equipara al de Yom Kipur porque en él D-os perdonó el pecado de lo espías y en Yom Kipur, el del becerro de oro; con la diferencia que en T´u Be Av no se ayuna.
Fuentes:
Mati Jakubowicz y Jaya Perman: “Al Compás del Tiempo…”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas, 1991
Publicación “Le´Jaim”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas 1993
Notas personales de Carla de Castro Sosa en www.madregot.com – 2002-2013