Vezot Heberajá-Sucot 5782
B’H Deuteronomio 33:1-34:12 Esta parashá relata como Moshe sube al Monte Nevó, desde donde ve la Tierra Prometida. «Y Moshe, el sirviente de Di-s, murió allí, en la Tierra de …
Con esta Parashá concluye la lectura de la Torá en el día de Simjat Torá, ocasión en la cual también se comienza a leer de nuevo con Parashá Bereshit: Desde el principio…
El pueblo de Israel, tribu por tribu, recibe la bendición de Moshé quien luego de haberlos amonestado en tantas ocasiones, desde el comienzo del Libro de D´varim -Deuteronomio- y en la canción de Haazinu, decide bendecirlos en esta ocasión. De allí la enseñanza para los profetas posteriores de terminar sus sermones con bendiciones y palabras reconfortantes. Al bendecir al pueblo Moshé recibe el nombre de “Hombre de D-os” pues su vida es la demostración de la posibilidad que tiene el ser humano de parecerse al Creador. La Torá establece: “Torá Tzivá lanu Moshé, morashá kehilat Yaacov” -Moshé nos encomendó la Torá, herencia de la Congregación de Yaacov. El Talmud dice que tan pronto un niño empieza a hablar sus padres tienen la obligación de enseñarle ese versículo. Es la prioridad antes que el alfabeto, que los Diez Mandamientos y que el Shemá Israel. La herencia de la Torá transmitida al pueblo de Israel por Moshé es un modo de vida que debe ser enseñado a todo niño judío con la particularidad en este versículo que cada vez que los padres lo enseñan a sus hijos les recuerda su obligación de compartir con ellos esa herencia y vivenciarla. El elemento de pluralidad expresado en el término congregación indica el deber que tienen todos los judíos de cumplir con la Torá, no sólo un selecto número de personas o Rabinos. La llamada religiosidad -cumplimiento de la Torá y mitzvot, vida según los estatutos- compete en el judaísmo a todos los miembros.
Antes de su muerte en el Monte Nevó, Moshé visualizó toda la historia del pueblo judío hasta la llegada del Mashíaj. También adquirió el máximo nivel de sabiduría posible que según la Cábala es el cincuenta. Su nivel de profecía fue superior al de todos los demás profetas y por tanto ningún tribunal o ley puede cambiar ni tan siquiera una letra de la Torá. Sólo Moshé tuvo la capacidad de hablar con D-os en cualquier momento sin preparación. Al morir a los 120 años estaba totalmente lúcido y conservaba la vitalidad física, espiritual e intelectual. Después de su muerte su cuerpo no decayó por el nivel de su santidad, el pueblo lo lloró en el valle de Moab por treinta días, tiempo en el cual las Nubes de Gloria permanecieron por sobre el Tabernáculo.
La primera letra de la Torá es Bet de Bereshit, la última es la Lamed de Israel, ambas forman la palabra “lev” que en hebreo significa corazón. La Torá indica que el mundo fue creado para que el pueblo de Israel llevara a cabo su misión, tal como está dicho en Jeremías 2:3 “Israel es santo para D-os, el primero de sus productos”. Hashem concibió al universo para que Israel estudiara y observara Su Ley a fin de concederle a la humanidad un patrón ético y moral que la oriente, como Maimónides escribió: “la Torá fue dada para consolidar la paz en el mundo”.
Fuentes:
Mati Jakubowicz y Jaya Perman: “Al Compás del Tiempo…”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas, 1991
Publicación “Le´Jaim”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas 1993
Notas personales de Carla de Castro Sosa en www.madregot.com – 2002-2013
B’H Deuteronomio 33:1-34:12 Esta parashá relata como Moshe sube al Monte Nevó, desde donde ve la Tierra Prometida. «Y Moshe, el sirviente de Di-s, murió allí, en la Tierra de …
Moshe, on his last day on earth, Shabbat on the seventh of Adar, 2488, blessed his beloved nation Bnei-Yisrael. Same as Yaakov, Moshe blessed the twelve tribes before his passing …