Bereshit: ¡Hagamos al Hombre!
Los seis días de la Creación, amén de crearse en ellos la existencia, también determinan el potencial que habrá de tener el mundo durante sus años de vida. La fertilidad …
Como es sabido a los judíos les corresponde cumplir 613 Preceptos (Tariag Mitzvot) de los cuales, 248 son de hacer y 365 son de no hacer. Estas acciones tienen como objetivo procurar tanto el desarrollo y perfeccionamiento del individuo en particular como del mundo en general. Las 613 mitzvot están distribuidas en los cinco libros del Jumash de esta manera: BERESHIT (Génesis) – 3 mitzvot; SHMOT (Exodo) – 111 mitzvot; VAYIKRA (Levítico) – 247 mitzvot; BAMIDBAR (Números) – 52 mitzvot; y en D´VARIM (Deuteronomio) – 200 mitzvot.
La primera Parashá del Jumash (Pentateuco) que lleva el mismo nombre del primer libro de la Torá -Bereshit- es una de las porciones más largas no sólo en su extensión, sino en el período de tiempo que abarca ya que va desde la Creación del mundo hasta Noé, lo cual incluye 1.600 años -10 generaciones. En esta Parashá encontramos la primera mitzvá: “creced y multiplicaos”.
El Judaísmo afirma la creación del mundo por D-os en seis días; creación que es ex-nihilo, pues deriva de la nada. Así mismo considera que sólo existe un D-os único, que no hay nada aparte de D-os y que éste es un mundo de propósito donde el hombre tiene el rol central de ser socio de D-os en la Creación. El hombre y la mujer fueron creados como una unidad andrógena, que posteriormente fue separada por D-os haciendo del hombre y de la mujer dos personas independientes. Así, el hombre y la mujer empezaron siendo una sola entidad y la unión su estado natural. El amor entre ambos es el resultado de su tendencia a ser uno; a diferencia del resto de la especie animal en la cual macho y hembra fueron creaciones separadas y por tanto no existe entre ellos el nexo de amor ni puede sentirse la unidad de la pareja como en la raza humana.
Cuando el hombre fue creado la Torá dice que: “D-os creó al hombre a Su imagen; -macho y hembra los creó-” lo cual implica que ni el hombre, ni la mujer solos constituyen la imagen de D-os, sólo los dos juntos en perfecta armonía, forman la imagen de D-os.
Adam vivió 930 años. Los setenta años que le faltaron para completar los 1.000 años de vida fueron los que regaló al Rey David. Adam y Eva fueron creados el mismo día sexto de la Creación en el cual también pecaron, se arrepintieron -teshuvá-, fueron juzgados y perdonados. Adam y Eva tuvieron siete hijos en total, entre los cuales se incluyen Abel y su hermana gemela y Caín con su hermana gemela. Adam fue creado como un ser adulto, no como un bebé. De la misma forma como fue creado el mundo en estado completo, maduro. El nombre Adam está conformado por las siglas de ADAM – DAVID – MASHIAJ, período de evolución de la humanidad que abarca desde la creación del mundo hasta la Redención final.
El concepto del hombre para el Judaísmo es el de Adam, palabra compuesta de la letra Alef y la palabra Dam -sangre. La tradición enseña que la Alef representa al Aluf o Amo del Universo, y que Dam es la estructura física de carne y sangre del hombre. La definición del hombre como la que afirman los biólogos -Homo Sapiens- es para el Judaísmo más bien -Homo Spiritus, un ser cuyo ser físico está sujeto al dominio del espíritu. El intelecto es la capacidad para adquirir conocimientos, comprender lo que se ha aprendido y saber como aplicarlo. Una persona puede tener todas esas cualidades y continuar permaneciendo bajo el dominio de sus impulsos internos. La espiritualidad consiste en el desarrollo del control sobre uno mismo para poder utilizar el cuerpo como un medio encaminado hacia objetivos trascendentales. Es la capacidad de ser dueño de los propios impulsos en lugar de ser esclavo de los mismos.
Fuentes:
Mati Jakubowicz y Jaya Perman: “Al Compás del Tiempo…”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas, 1991
Publicación “Le´Jaim”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas 1993
Notas personales de Carla de Castro Sosa en www.madregot.com – 2002-2013
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