Parasha de la Semana: Toldot
Yaacov, hijo e Itzjak y Rivka, hermano gemelo de Esav, y tercer patriarca del pueblo judío, nace en el año 2.108 desde la Creación y vive 147 años. Sus doce hijos forman las Doce Tribus del pueblo de Israel. Rivka estuvo casada por veinte años sin tener hijos. Otras mujeres que tuvieron que esperar muchos años antes de tener hijos fueron: Sara, por Itzjak -75 años- ; Rajel -14 años- ; y Janá -19 años- hasta el nacimiento de Shmuel. Rivka tuvo un embarazo muy molesto, cuando consultó a Shem, hijo de Noé y Tzadik de la época sobre el particular, éste le comunicó que tenía en su vientre gemelos que darían origen a dos naciones: Yaacov a Israel y Esav a Roma. Estas dos naciones tendrían objetivos diferentes. Una estaría orgullosa de su Torá, la otra de su riqueza. Ambas generarían grandes emperadores. Israel -el Rey Salomón- quién construiría el Templo -Beit Hamikdash- y Roma a Adrián, quien lo destruiría. Esav es nombrado por sus padres, en cambio Yaacov es nombrado directamente por D-os. Hasta los trece años de edad no existieron diferencias entre Esav y Yaacov, estas se hicieron evidentes luego de esta edad, al Yaacov dedicarse al estudio de la Torá y Esav a ser cazador. Esav hacía creer que observaba las mitzvot, cuando en realidad no las cumplía. El único precepto que cumplía era el de Honrar a su Padre. Esav le vende su progenitura a Yaacov por un plato de lentejas ya que éste no le daba ninguna importancia al privilegio que tenía el primogénito de cada familia de ser honrado como sacerdote -Cohén- y de continuar la tradición de Abraham e Itzjak, como sin embargo lo hace Yaacov. Esav prefirió el placer temporal a los valores eternos de la Torá.
Itzjak bendice a Yaacov creyendo que es Esav por su ceguera y por las pieles que Rivka había puesto en el cuerpo de Yaacov, siendo esto parte del plan divino. La bendición de Yaacov de que prevalecerá sobre las naciones opresoras está condicionada al cumplimiento y al estudio de la Torá. Sólo si violan la Torá son los descendientes de Esav los que dominarán. El odio de Esav a Yaacov es una halajá -ley- de la Torá en donde se encuentran los orígenes más remotos del antisemitismo. Ello nos enseña que no es la emulación de la conducta de los demás pueblos, ni la asimilación, ni la adulación lo que determina las buenas relaciones con ellos. Sólo existe un método para combatir el antisemitismo y relacionarse con los demás y es tal como está expresado en la bendición de Itzjak: el cumplimiento de la Torá. Un Acuerdo de Paz puede llegar a funcionar siempre y cuando el pueblo de Israel no olvide su rol espiritual en la tierra y su compromiso con el Creador. Sólo si cumple Israel su compromiso con D-os, sus vecinos cumplirán su compromiso de no agresión. Nunca hay que depositar la confianza de seguridad y paz en una promesa, sino en las manos de D-os.
Según la Cábala, Abraham representa la bondad. Itzjak es la personificación de la severidad, de la fortaleza, también él tuvo dos hijos, Yaacov quien representa el equilibrio entre bondad, severidad y fortaleza y Esav, quien representa el orgullo y el egoísmo. Yaacov expresa la combinación armoniosa de los razgos humanos del líder que a través de sus doce hijos logra dar nacimiento a las doce tribus de Israel.
En el mundo actual debemos poner especial atención en la educación de los hijos, tenemos que dedicarles tiempo, guiarlos, enseñarles el camino de la Torá para que sigan adelante con una vida buena en los caminos de nuestra tradición milenaria.
Fuentes:
Mati Jakubowicz y Jaya Perman: “Al Compás del Tiempo…”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas, 1991
Publicación “Le´Jaim”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas 1993
Notas personales de Carla de Castro Sosa en www.madregot.com – 2002-2013