Behalotejá 5781
Números 8:1-12:16 Aarón recibe el mandamiento de encender las velas de la Menorá (candelabro de siete brazos), y la tribu de Levi es iniciada en el servicio en el Santuario. Un «Segundo Pesaj» …
Esta Parashá se inicia con la mitzvá enconmendada a Aharón de encender las luces de los siete brazos del Candelabro ubicado en el Santuario. El término utilizado para encender es “be´ha´alotja” que en forma literal significa “cuando hagas subir” -cuando eleves. Aharón tenía que encender las llamas hasta tanto estas se pudieran mantener encendidas por sí solas. Las lámparas de la Menorá del Santuario son el símbolo del alma: “La Luz de D-os es el alma del hombre”. La misión de Aharón era la de elevar espiritualmente al pueblo, no sólo encendiendo la llama del judaísmo sino engendrando en ellos el amor a D-os que pudiera mantenerse por sí solo sin necesidad de depender de una inspiración externa. Aharón personifica la paz y el amor al prójimo. Tuvo el mérito de acercar al pueblo a la Torá en vez de simplificarla para bajarla al nivel en que ellos estaban. Elevó el nivel espiritual de las personas para que vivieran según lo establecido en ella. Actualmente existe la tendencia en algunos sectores del judaísmo de simplificar el cumplimiento de los preceptos, lo cual atenta directamente contra la esencia y la existencia del judaísmo produciendo un ritual sin significado y un vacío espiritual.
Aún cuando la instrucción del encendido fue dada a Aharón, es aplicable a todos los judíos en el ámbito espiritual porque cada uno es miembro del “pueblo destinado al sacerdocio” y le corresponde iluminar su camino y la de las demás personas con la luz de la Torá. La función de la mujer judía es de gran relevancia pues a ella fue concedido el privilegio del encendido de las luces de Shabat y de las festividades -ella es el soporte espiritual del hogar y por tanto posee las fuerzas necesarias para promover la paz y la armonía, alumbrando tanto a los suyos como al mundo exterior. Aharón cumplió con entusiasmo la mitzvá del encendido de la Menorá. Lo hizo personalmente con toda precisión durante toda su vida aún cuando estaba autorizado para delegar esta función en sus hijos, cosa que nos demuestra la importancia de la disciplina y la constancia.
Los viajes que tuvieron que hacer los judíos durante su travesía por el desierto eran guiados por la voluntad divina por medio de las Nubes de Gloria que indicaban su estadía en determinado lugar o el avance a otro. A veces llegaban a lugares desagradables como Mará o a otros con mayores recursos de agua y árboles. Nunca durante los 40 años supieron la duración exacta de su estadía en un determinado lugar, demostrando así su aceptación y el deseo de seguir a D-os independientemente del lugar en donde se encontraran. La salida de un lugar a otro era anunciada por tres señales: la Nube de Gloria apostada sobre el Tabernáculo se transformaba en una columna recta. Moshé proclamaba “Kuma Hashem” -levántate- ordenando a la Nube a partir y finalmente los Cohanim hacían sonar las dos trompetas de plata con el sonido correspondiente a la partida. Por iniciativa del “airev rav” -aquellos que salieron con los judíos de Egipto- B´nei Israel empezó a demandar carne, además del Maná que era el único alimento que recibían. Moshé se lo comunicó a D-os y El a pesar de su enojo con el pueblo por haber sucumbido al deseo de comer carne, hizo aparecer las codornices -slav- en abundancia para que comieran de ellas hasta que se saciaran y les repugnara, y se dieran cuenta de que aún las cosas más hermosas y deseables se convierten en lo contrario si se tienen en exceso.
La Torá establece que Moshé era la persona más humilde del mundo, aún más que los patriarcas. La humildad es la base de todas las demás virtudes e invariablemente conduce al refinamiento del carácter en oposición a la vanidad que produce la degradación de la persona. La humildad no implica el desconocimiento de los talentos, habilidades y potencial de la persona, sino la conciencia de que todos estos beneficios derivan de D-os y su generosidad.
Fuentes:
Mati Jakubowicz y Jaya Perman: “Al Compás del Tiempo…”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas, 1991
Publicación “Le´Jaim”. Organización Jabad Lubavitch de Venezuela. Caracas 1993
Notas personales de Carla de Castro Sosa en www.madregot.com – 2002-2013
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