En las últimas décadas se ha estado investigando nuestro sistema inmunológico. El descubrimiento más reciente es que el calostro lleva consigo agentes sumamente valiosos para el funcionamiento inmune de los humanos. No cabe ninguna duda de que el calostro es el responsable de trasmitir las primeras formas inmunes al recién nacido, formas valiosísimas para construir los sistemas de defensa del pequeño.
Cuando nace un humano o un animal su sistema inmunológico prácticamente es tan puro que está expuesto a todo tipo de “invasores”, quienes están listos para penetrar al sistema de defensa y posesionarse de todo el organismo. Y, puesto que el calostro es el primer alimento del recién nacido, la “información” que la madre ha recopilado durante toda su vida con respecto a cómo combatir eficazmente a los invasores microbiales, las células cancerosas y otras toxinas, se transmite de inmediado al pequeño. En estos momentos, cuando el infante está casi completamente vulnerable a miles de invasores, la naturaleza le ha proporcionado una manera de ayudarle a desarrollar su propio sistema inmunológico, rápido y eficientemente. Por supuesto, el calostro, aunque es absolutamente esencial, es sólo una parte de todo un proceso largo y complejo del desarrollo total del pequeño.
El proceso comienza cuando el recién nacido es alimentado, y la primera porción de fluído que viene de la madre es el calostro, alimento completamente nutritivo y vital. Por muchos años los expertos pensaban que el calostro solo contenía nutrientes vitales, es decir, que tenía altos niveles de proteína, grasas, vitaminas, etc. (ésta es la razón por la que muchos científicos creían que las fórmulas para bebés podían sustituir la leche materna). Ahora los pediatras, nutriólogos e investigadores recomiendan con énfasis la importancia de alimentar al bebé con leche materna, ya que no se pueden sustituir todos sus beneficios con las fórmulas. El calostro y la leche de la madre es mucho más que un alimento completo: contiene agentes que no producen alergias, lleva consigo factores de crecimiento, factores inmunes, etc.
Se ha descubierto también que el calostro junto con todos sus agentes benéficos pueden transmitirse de una especie a otra; es decir que los específicos agentes inmunológicos del calostro de una yegua son tan efectivos para los pollos o para los humanos, como lo son para el potrito recién nacido. Esto significa que, para la salud alternativa, el calostro de una vaca o de cualquier especie bovina (la más estudiada) puede transmitir sus beneficios a los humanos sin provocar ninguna manifestación alérgica.
Estas investigaciones, para el mundo de la medicina, puede tener grandes implicaciones, especialmente en el área de las enfermedades infecciosas, como son las causadas por virus o bacterias, parásitos, problemas autoinmunes, problemas neurológicos, problemas del tracto intestinal, infecciones por hongos, y muchas otras.
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