El problema de oponerse a la “ocupación” de Israel

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A la organización radical antisionista IfNotNow le tocó la lotería la semana pasada, tras volcarse en tratar de influir en las presidenciales de 2020.

Los intentos de IfNotNow de infiltrarse en campamentos veraniegos judíos y alterar la manera en que se habla de Israel en ellos, así como su campaña para perturbar los viajes a Israel del programa Birthright, no han tenido mucho éxito, pues no han conseguido modificar los currículos ni disuadir a los jóvenes judíos de visitar el Estado judío. Pero sí han servido para desplazar el debate sobre su agenda antisionista desde los márgenes de la vida judía a los principales medios de comunicación.

Así que nadie debería subestimar el plan de dicha organización de invertir en una ONG hermana que adiestre a voluntarios para que vigilen de cerca a los candidatos en las cruciales por tempranas (son las primeras en celebrarse, a mediados de marzo) elecciones primarias de New Hampshire.


Aunque no es probable que los voluntarios persuadan a los candidatos demócratas para que adopten su programa antisionista, tienen un objetivo mucho más realista. Esperan provocar conflictos durante la campaña, especialmente en un estado como New Hampshire, donde la política a pie de calle es obligada, lo que puede dar lugar a la generación de vídeos con gran potencial viralizador en los que se pueda persuadir a algunos demócratas para que hagan declaraciones que ilustren el alejamiento de Israel por parte de su partido.

Sólo unos días después de que IfNotNow hiciera público su empeño, exactamente eso fue lo que pasó.

Dos miembros de la organización se acercaron a la senadora Elizabeth Warren (congresista demócrata por Massachusetts) cuando estaba de campaña en New Hampshire y le dijeron que les encantaría que presionara al Gobierno de Israel para que pusiera fin a la ocupación. Su respuesta fue: “Sí, estoy por lo mismo”, y después posó para una foto con la pareja.

IfNotNow tuiteó la foto con la promesa de Warren y convirtió el incidente en un gran tema de campaña.

Pero lo que aún no sabemos sobre ese intercambio es qué quiso decir exactamente la senadora por Massachusetts.

Warren ya ha dicho públicamente que está en contra de la política de asentamientos de Israel en la Margen Occidental y a favor de que EEUU ejerza una mayor presión sobre su Gobierno para que haga concesiones a fin de que llegue a un acuerdo de paz con los palestinos. Así que lo más probable es que simplemente quisiera decir que está a favor de una solución de dos Estados que implique la salida de Israel de la Margen Occidental.

Esa es una posición apoyada sólo por una minoría de israelíes en las circunstancias actuales. La mayoría piensa que seguir ese consejo sería repetir el experimento de Ariel Sharón en 2005, cuando retiró hasta el último soldado, colono y asentamiento de Gaza, sólo para ver la emergencia de un Estado terrorista en la frontera sur de su país. Los votantes israelíes han dejado claro que repetir semejante desastre en la Margen Occidental, más grande y estratégica, sería una locura.

La retirada israelí de la Margen no tiene sentido en el contexto de un liderazgo palestino dividido entre la Autoridad Palestina, comandada por Fatah, que se ha negado reiteradas veces a hacer la paz en tales términos, y los jefes supremos de Hamás, que se oponen a la paz por principio. Pero uno puede ser partidario de esa idea y seguir siendo considerado defensor de la existencia de Israel dentro de unas determinadas fronteras, aunque sean inseguras.

Lo que es necesario entender sobre este golpe publicitario de IfNotNow es que cuando los enemigos de Israel hablan de “ocupación” no piensan en una solución de dos Estados que diera lugar a la creación de un Estado palestino pacífico junto a Israel. Al contrario: cuando los antisionistas y la mayoría de los palestinos dicen que quieren acabar con la ocupación o hablan de justicia para los palestinos están hablando de una solución de un Estado, con la eliminación del único Estado judío del planeta.

Para los medios de comunicación y el sistema educativo de la Autoridad Palestina (AP), Tel Aviv y Haifa –y no digamos Jerusalén– están tan ocupadas por los judíos como el asentamiento de la colina más remota de la Margen Occidental.

Los activistas judíos de la izquierda estadounidense, así como la mayoría de los grandes medios y políticos progresistas como Warren, ignoran igualmente el hecho de que la razón por la que aún no existe un Estado palestino en la Margen Occidental es que la AP ha rechazado repetidamente las ofertas israelíes en tal sentido. Esas negativas se han debido al temor de los líderes palestinos a ser tachados de traidores por acceder a cualquier pacto que reconozca la legitimidad del Estado judío, con independencia de cuáles sean sus fronteras. Si lo hicieran pondrían fin a una guerra centenaria contra el sionismo en la que la mayoría de los palestinos se siguen negando a admitir la derrota.

Lo mismo ocurre con las quejas sobre los puestos de control y la valla de seguridad israelíes, que los palestinos dicen que hacen sus vidas desgraciadas. Sólo existen por la carnicería que los palestinos desataron contra los israelíes durante la Segunda Intifada, en la que respondieron a una oferta de paz con una guerra terrorista de desgaste.

Y si bien los palestinos se quejan de que el régimen autónomo de la AP sobre la población árabe en la mayor parte de la Margen Occidental no es lo mismo que la independencia, el hecho de que se autogobiernen también quita credibilidad a sus denuncias sobre la opresión israelí.

Pero lo principal de los debates sobre la ocupación es que, aunque el statu quo de la Margen Occidental no es lo ideal para ninguna de las partes, el obstáculo para la paz sigue siendo el estéril aferramiento de los palestinos a su fantasía de ocupar todo Israel.

Y aunque organizaciones como IfNotNow formulen sus posiciones con el lenguaje de los derechos humanos, cuando se oponen al derecho de los judíos a visitar Israel hasta que los descendientes de los refugiados árabes de 1948 tengan derecho al retorno lo que en la práctica están avalando es la eliminación de Israel. Lo mismo ocurre con su defensa del movimiento antisemita BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), también vinculado a la guerra para borrar a Israel del mapa.

Por eso, aunque concediésemos a Warren el beneficio de la duda sobre lo que dijo a esos activistas, los estadounidenses deberían tener cuidado y no dejarse llevar por las declaraciones contra la ocupación. A cualquier progresista le parecen lo correcto. Pero en realidad lo que hacen es alimentar la intransigencia que hace la paz imposible, al alentar a los palestinos y a sus aliados a seguir persiguiendo el objetivo de negar a los judíos el derecho a su patria ancestral.

© Versión original (en inglés): JNS

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