Es un gran dilema pensar qué es lo que puede apegarse mas hacia los sentimientos: ¿Los lazos de sangre o la convivencia?
Definitivamente, para un hombre “decadente” y alcohólico en rehabilitación; parece ser que los recuerdos de un pasado, y su apego a un sueño, forjan un sendero de vida, que si bien es bastante inestable, también marca una fuerte huella en su ser y sentir.
Víctima de sí mismo, seguramente; este ex presidiario sigue purgando una fuerte condena, que se marca en una vida estéril y dolorosa, en un desierto en medio de la nada.
Su única compañía, que es su “padrino” del alcoholismo, es el único sostén que lo mantiene apegado a poder encontrarle un sentido mas sólido y verás a su diario estar…que no es diario andar.
Un cambio inesperado, una noticia que le llega de la nada, un perturbador movimiento en su hija (que no ha visto desde hace tiempo), llega a él, aunque no pleno de buenas noticias, sino de una cadena interminable de problemas y situaciones hasta mortales.
Entre el recuerdo, sus sueños, y la nada que lo rodea; surge una inesperada fuerza para involucrarse forzosamente en un cambio dramático de vida y de muerte.
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Sin duda alguna, se pone a tela de juicio, que por más que se quiera negar, no hay peso comparable con “Sangre de mi Sangre”.
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