El Ejército israelí no sabe la fecha exacta de la llegada de la segunda Flotilla a Gaza pero sí las órdenes de su Gobierno: no permitir que se rompa el bloqueo marítimo de la Franja. De ahí que hoy el comando Shayetet 13 de la Fuerza Naval ensaye la toma del control de un barco ante la prevista llegada de más de una decena de embarcaciones a finales de mes o principios de julio. El objetivo es evitar que lleguen a Gaza sin repetir el balance del asalto israelí al barco Mavi Marmara, que acabó el año pasado con la muerte de nueve activistas propalestinos turcos y una grave crisis entre Israel y Turquía.
La unidad de élite israelí ensaya varios escenarios en alta mar confiando también en las gestiones en tierra de varios dirigentes como el presidente norteamericano, Barack Obama que, según el diario ‘Yediot Ajaronot’, intentará convencer al primer ministro turco, el islamista Recep Tayyip Erdogan para que presione al organizador, el IHH, a que anule la misión. La última hora es que, según el diario ‘Hurriyet’, portavoces de este grupo turco estudian la posibilidad de anular o aplazar la Flotilla debido a la tensión y crisis humanitaria en la frontera entre Turquía y Siria.
El argumento de Israel contra lo que llama “flotilla de la provocación” es que Egipto ha abierto de forma permanente el paso fronterizo de Gaza (Rafah) mientras todos los productos pueden entrar por los pasos terrestres, ofreciendo a la Flotilla hacer lo mismo. “No hay ninguna crisis humanitaria en Gaza y eso lo dicen organismos internacionales. La media diaria en marzo de camiones con productos y ayuda que entraron a Gaza fue 206 y en abril 199. En mayo, entraron un total de 4.942 camiones. Todos los productos entran excepto materiales que puede ser usados como fines militares y los de construcción que entran a través de las agencias internacionales”, indica el Mayor Guy Inbar a EL MUNDO.es. “Si permitimos que entren en Gaza, en el futuro también vendrán barcos con armas”, añade un oficial a la web ‘YNET’.
Ensayo
De las investigaciones internas realizadas, el Ejército ha sacado varias conclusiones operativas. En primer lugar, si los integrantes de la próxima flotilla no hacen caso a los avisos para variar el rumbo y no dirigirse al puerto de Gaza, la Fuerza Naval usará muchos más soldados en una toma de control que debe ser, dicen, mucho más rápida que el año pasado. Por eso, movilizarán reservistas de la unidad. En segundo lugar, el objetivo es que no haya muertos por lo que usarán “medios modernos no letales” que permitan neutralizar la resistencia de los activistas propalestinos. Asimismo, afirman “haber aprendido la lección respecto a la información sobre los integrantes y responsables de la Flotilla. De los seis barcos del año pasado, sólo en uno hubo incidentes porque los militantes actuaron con una violencia que no esperábamos”.
Expertos militares y civiles han estudiado también alternativas a la toma militar de los barcos como por ejemplo frenarlos físicamente llegando a la conclusión que no es posible ya que pondría en peligro la seguridad de las embarcaciones.
Otra “lección” es el campo mediático. Israel reconoce que las informaciones e imágenes de los activistas del Marmara dominaron el evento desde el primer minuto. “Las imágenes de nuestros soldados golpeados con barras de hierro por los activistas y los intentos de linchamiento en la cubierta llegaron muy tarde a las pantallas del mundo”, nos confiesa un oficial en la reserva.
En declaraciones a los medios israelíes, los portavoces del IHH reiteraban este fin de semana su intención de zarpar hacia Gaza. “No somos violentos y esperamos que Israel no cometa el mismo estúpido y violento error del año pasado de asaltarnos en aguas internacionales. Más que la ayuda humanitaria, lo importante es la idea de solidarizarnos con los palestinos”, afirma el líder de IHH, Bulent Yildirim.
Según diversas fuentes, se estudia la posibilidad que la llamada Flotilla de la Libertad II sea inspeccionada por un organismo internacional en Chipre.
En declaraciones al ‘Canal 10’, una activista del grupo Free Gaza reconoce que la salida es inminente. “Saldremos de varios puertos pero no puedo decir de dónde ya que el año pasado algunos barcos sufrieron accidentes misteriosos que retrasaron la salida”, comenta en alusión a un supuesto sabotaje israelí.
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