Desde poblados (de Polonia y Grecia) que difícilmente tienen presencia en los canales de la ciencia moderna, surge la cura de la pandemia superando las limitaciones locales y el peso de la migración con valores académicos, creencia ciega en la ciencia y en la capacidad humana de usarla para el bien.
A Bourla lo atacan por sefardí y judío en la prensa griega.
Gilbert y Dolsten llegaron a Cambridge y Massachusets vía Suecia (único país donde el Yiddish tiene nivel de lengua co-oficial).
Jonathan Rothberg nació en Connecticut en una familia también de inmigrantes judeo-polacos, mientras la familia de Zaks -del mismo origen- se asentó en Israel de donde el salió para trabajar en Estados Unidos.
5 vidas caracterizadas por el principio de pensamiento científico, de responsabilidad social y de una búsqueda infatigable de curar que ha caracterizado, desde siempre aparentemente, a las familias judías para las cuales, tener un hijo médico es casi una medalla de honor y que trabaje para el bien del mundo una obligación.
¿Y cómo responde la prensa populista de Grecia al honor de que sea un ciudadano, nacido en Salónica, el responsable del desarrollo de la primera vacuna contra el COVID? acusándolo de criminal, comparándolo con Méngüele por el hecho de que es judío. Yo voto porque los escritores, el personal y los lectores de este “periodicucho” griego y sus imitadores en todo el mundo juren no usar la vacuna ni para ellos ni para sus familiares y así "castiguen" a los judíos por la osadía de querer desarrollar una cura - como lo hizo el Dr. Salk con la polio- para que podamos volver a la normalidad. Ah la ignorancia que nunca se puede superar.
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