Reconozco mi deuda al título de estos comentarios: fluye de recientes páginas publicadas por el New York Review of Books que aluden a la oscura situación de algunas regiones de Italia que hoy se ven dolorosamente afectadas por el virus. Su autor señala que en contraste con las invasiones de fuerzas militares que cabe verlas y estimarlas- e incluso articular una efectiva resistencia- en este caso los golpes se derivan de una minúscula y cambiante criatura que agrede en silencio.
Un texto que referido condensa tristes reflexiones sobre lo que fue Italia y las sombras que gravitan en su futuro. Páginas que conducen también a reflexionar sobre el inquieto ánimo de Israel en estos días.
En una dramática presentación en los medios el presidente Reuvén Rivlin pidió a la población respetar el cierre casi total de la actividad en el país que se prolongará tres semanas con la esperanza de que la curva ascendente de muertos y afectados por el covid habrá de declinar. En sus palabras no ocultó la decepción – incluso una velada censura – al gobierno presidido por Netanyahu por sus arbitrarias orientaciones al público. Actitud hoy compartida por la mayoría de la población, en particular por las familias que deberán celebrar aisladas el nuevo Año y ofrecer alguna diversión a los pequeños hijos alejados de la escuela y de los amigos. Unos y otros se deberán consolar con el zoom.
Este declinante ánimo colectivo hoy se traduce en un viraje radical de las preferencias electorales. El apoyo a Netanyahu y a su partido Likud revela un pronunciado declive en tanto que la Derecha jefaturada por Naftali Bennet y Ayeled Shaked casi triplica – de 8 escaños a 22 – su lugar en la Knesset. Un escenario que reduce sustancialmente la fracción de Benny Ganz y borra a Avodá, el partido que modeló a este país. Un giro histórico provocado por una mínima y hasta hoy indescifrable criatura.
Las encuestas indican que el decretado cierre de restaurantes, playas, hoteles y jardines de infantes – entre otros – no será obedecido por amplios sectores, incluso al precio de multas que la Policía impondrá a quienes rehúsen ajustarse a las severas medidas que serán efectivas pocas horas antes del inicio del Año. En contraste, los rezos colectivos en las sinagogas y las manifestaciones masivas de protesta no serán penados. Un hecho que otra vez revela las contradictorias orientaciones del presente (des) gobierno.
No obstante, y sin rebajar el pesimismo, cabe esperar que Israel se recuperará de esta biológica ofensiva como hiciera en el pasado frente a tangibles rivales.
No es nada halagador que Bennet y Shaked hayan subido tanto, con ellos vamos hacia un país halájico y de super derecha. Es una pena lo que está pasando en Israel.