Jack Fleischman, presidente de la comunidad judía de Paraguay, dialogó con ItonGadol sobre el “el plan de emergencia comunitario que inmediatamente se activó cuando empezó la pandemia”, aunque destacó que “el país ha tratado muy bien la crisis sanitaria, por lo cual hoy prácticamente mantenemos una vida normal”.
A diferencia de otros países de la región, la pandemia del coronavirus ha golpeado a Paraguay con menos fuerza, y las medidas adoptadas tempranamente por las autoridades han permitido que la batalla contra el virus esté, en buena parte del país, avanzada. Los más de 10.600 casos de coronavirus han dejado, hasta el momento de publicarse esta nota, 161 muertos.
La cifra relativamente baja de fatalidades causadas por el virus permitió que hoy casi todo el país, a excepción de la frontera con Brasil, Asunción y el Distrito Central, haya llegado a la fase 4, en la cual casi todas las actividades están habilitadas, incluso los espectáculos.
Según explica en diálogo con Itongadol Jack Fleischman, presidente de la comunidad judía de Paraguay, la reacción temprana de las autoridades, siendo el primer país de la región en cerrar las fronteras y haciendo casi dos meses de cuarentena estricta, fueron medidas “muy exitosas”. “El país ha tratado muy bien el tema de la pandemia, por lo cual hoy prácticamente mantenemos la vida normal, con los cuidados que se tienen que tener”, opina Fleischman.
Sin embargo, al comienzo de la pandemia, el cierre de las actividades dejó varias consecuencias. “Nuestro colegio ha sido afectado económicamente, pero con el apoyo de instituciones locales y de un núcleo de organizaciones internacionales judías ha podido capear el temporal. Se ha mantenido un alto nivel de actividades educativas virtuales, los chicos han podido pasar de curso y los profesores siguen realizando todo el programa escolar”, asegura Fleischman.
Alumnos de la Escuela Estado de Israel, de Asunción.
La comunidad judía de Paraguay, centralizada en la capital Asunción, está compuesta por tres instituciones principales: la Unión Hebraica, un club que tiene a su cargo el templo del movimiento masortí; el Hanoar, que engloba a la juventud judía; y el Colegio Estado de Israel. Este último, al igual que el resto de las escuelas del país, está funcionando de manera virtual.
Ante la pandemia, el colegio ha recibido una serie de préstamos para poder seguir pagando los sueldos a los profesores y cobrar a los padres una cuota muy reducida. Gracias a estos préstamos, otorgados en su mayoría por la Agencia Judía, va a lograr pasar todo el año y sobrevivir a este período.
“Hemos tenido también un plan de emergencia comunitario, en el que trabajó mucho el Congreso Judío, que inmediatamente se activó cuando empezó la pandemia, y mediante el cual estamos apoyando a algunos miembros de la comunidad que han sufrido mucho económicamente hablando”, agrega.
Con aproximadamente mil miembros, el 80% de los cuales están institucionalizados, la comunidad judía paraguaya también está integrada por la Alianza Israelita, que está a cargo del cementerio judío y del apoyo a la tercera edad. También funcionan el WIZO, la organización de mujeres, y Bnei Brith, ambas filiales de instituciones que operan a nivel mundial.
Sin embargo, el núcleo de la vida sociocultural deportiva judía transcurre en Hebraica. Incluso la escuela, la única judía en todo Paraguay y del cual casi la mitad está compuesto por alumnos no judíos, se encuentra en el predio de la institución, un pulmón verde ubicado en medio de la ciudad.
La fachada de la Sinagoga masortí.
Además de la sinagoga masortí, se encuentra el templo de Jabad, que tiene allí su institución para la población más observante.
“Hebraica tiene un rol de actividades inmensamente grande, hoy digital, y para todas las edades. Nos hemos encontrado con una realidad que no conocíamos, hay mucha gente que no se acerca a las actividades presenciales que hoy está participando de lo digital, mucho más de lo que nos imaginamos”, sostiene Fleischman.
Si bien la principal fuente de ingresos de la Unión Hebraica son las cuotas de los socios y los ingresos provenientes de las actividades del templo, como lo sería en un año regular la época de las Altas Fiestas durante septiembre y octubre, la modernización administrativa que ha emprendido la institución le ha permitido sortear los efectos de la pandemia. “Si bien va a estar golpeada, Hebraica sigue cobrando sus cuotas y ofreciendo actividades que le van a permitir subsistir. También la falta de competencia, dado que no hay otras instituciones a los que los socios podrían migrar, hace que la desaparición de Hebraica signifique la desaparición de la comunidad judía en sí, y eso no va a suceder”, analiza Fleischman.
En cuanto a contagiados de coronavirus, la comunidad judía de Paraguay ha tenido pocos casos. Salvo un grupo de “sojatim”, ultraortodoxos que se dedican a faenar ganado para exportar carne kosher a Israel, entre los que han aparecido alrededor de quince contagiados, no se han reportado más contagios. Hasta el momento, Fleischman asegura que no ha recibido noticias de casos graves ni de internaciones a causa del coronavirus.
Por último, consultado sobre una posible ola de aliá (migración a Israel) que esperan las autoridades de la Agencia Judía, Fleischman consideró que eso no ocurrirá en Paraguay, teniendo en cuenta los pocos efectos que ha tenido la pandemia en comparación con otras partes de Latinoamérica.
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