Cómo explicar la muerte de un ser querido a los niños

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La muerte es parte de la vida, todos, incluyendo los niños, somos conscientes de ello; Sin embargo, no es hasta que se presenta la muerte de un ser querido, cuando nos cuestionamos cómo explicárselo a los más pequeños.

Lo cierto es que deberíamos hablar de la muerte de la manera más natural posible cuando surja la ocasión: cuando veamos un animal muerto o cuando muera alguien en una película o en nuestro entorno.

Es una triste realidad que la muerte nos alcanzará a todos. Por mucho que queramos proteger a nuestros hijos de este dolor, no podemos hacerlo para siempre.


Es ideal hablar de la muerte cuando no tienen una perdida cercana, sin la presencia de emociones intensas, pero si no lo hicimos en su momento, frente a la pérdida debemos hablarlo. Aunque hablar de ello no resuelve la falta, sin embargo, darle palabras al dolor y expresar lo que sentimos puede ayudarnos a sobrellevar de mejor manera la pérdida, así como a quitar tabúes y ayudar a los niños a entender el significado de la muerte.

Lo primero que hay que saber al enfrentar temas difíciles con los niños como lo es la muerte, es que siempre se debe de hablar con la verdad, ésta siempre resulta más fácil de manejar y evita que los pequeños se formen fantasías que en ocasiones son mucho más terribles que la misma realidad.

A veces hay padres que piensan que si no lo hablan el niño no lo va a “sufrir” sin embargo el niño ve y percibe que algo le pasa a sus padres y gente cercana, hablarlo tranquiliza aunque cause tristeza.

Es importante que los padres no oculten su pena frente al pequeño, él igual percibe que algo sucede, explicarle que están tristes y que cuando alguien muere es natural llorar, y llorar cuando se está triste está bien; Validar las emociones propias ayuda al niño a expresar las suyas con mayor confianza. La comunicación y la verdad le ayudan a gestionar con sus emociones y con las de los demás.

La idea equivocada de no hablar de la muerte de un ser querido, puede generar angustia y a la larga dificultades en el pequeño.

Es importante explicarle al niño lo que sucede, siempre en sus palabras, con explicaciones claras y concretas (evitando detalles innecesarios). Es importante adaptarse a la edad del niño. Un niño sólo puede absorber cantidades limitadas de información por lo que las explicaciones deben de ser claras y sencillas.

Los niños hasta la edad de 6 años, no entienden realmente el significado completo de la muerte, especialmente su carácter definitivo y universal.

Los niños entre 6 y 8 años comienzan a entender lo definitivo de la muerte.

A partir de los 9 y 10 y hasta la adolescencia comienzan a darse cuenta de que la muerte es irreversible e inevitable.

Para hablar de la muerte es preciso explicarle a los pequeños (con lenguaje sencillo y adecuado a su edad) qué quiere decir morir y se puede explicar diciendo que es cuando una persona deja de tener vida, deja de respirar, (comer, dormir hablar, no piensan y no sienten y sobre todo dejan de estar) y ya no la vemos más. (Dr. Earl A Grollman en su libro: Explaining death to children).

Por lo tanto, ante la muerte de alguien querido:

Hay que decirle que a ese ser querido que murió ya no le vamos a ver, que tenemos su recuerdo y la fortuna de haber vivido momentos lindos en su compañía.

Al hablarles de muerte a los pequeños también influyen nuestras propias creencias, sentimientos, historia y experiencias.

El explicar con opiniones filosóficas y religiosas de cada familia relacionadas con la muerte, ayuda a aceptar y ver la muerte como algo natural.

Es importante ser muy claros y cuidar el lenguaje que sea sencillo y adecuado ya que hay que recordar que los niños son concretos, “el descanso eterno” pueden pensar que están durmiendo, (entonces el dormir, o que alguien duerma, se convertirá en algo que le angustie) el “se fue al cielo”, o se marchó etc. debe de ir siempre acompañado de lo que acabamos de decir sobre que es la muerte (ya no lo verás más).

Es importante hablar de la persona que murió, aunque se este triste y den ganas de llorar, es mejor explicar a los niños que tras la muerte de un ser querido, el recordar a pesar de causar tristeza está bien, se les puede decir, por ejemplo: “Algunas veces al hablar de su padre me salen lágrimas porque lo extraño mucho, pero me gusta pensar en él y hablar de él, ¿A ustedes no?”.

Por otra parte es importante aclarar la causa de la muerte, pudiera ser por la edad, en este caso acompañar la explicación diciendo que la persona vivió una larga vida y que así sucede después de vivir por tantos años, en el caso de enfermedad  aunque sea el COVID-19 aclarar que es algo que le sucedió a esa persona y no todos mueren aunque se contagien, aclarar que el virus es más peligroso en personas muy muy mayores, o con un sistema inmune más débil (explicarle que los soldaditos que defienden al cuerpo del virus no eran muy fuertes) o con otras enfermedades y que en realidad la mayoría de las personas se curan. Los niños al perder a un ser querido temen que esto mismo le suceda a otro ser querido o a ellos mismos, y a veces no lo ponen en palabras, por lo que en este punto hay que ser especialmente claros.

Frente a la muerte generalmente nos confrontamos con el miedo a la propia muerte por lo que hay que bajar la angustia aclarando que no es algo nos va a pasar a nosotros, es importante tranquilizarlos. Los niños se preguntan por sus padres o personas cercanas “¿tú también te morirás?”. Quizás sean demasiado pequeños para comprender que la muerte es permanente, pero lo que realmente les asusta es quedarse “solos”. Es una buena idea confirmarlo, preguntándoles: “¿Te preocupa que no pueda cuidarte?”. Si esa es su preocupación, podemos tranquilizarles diciendo: “probablemente no muera en mucho, mucho tiempo, así que estaré aqui, todo el tiempo que me necesites”. Un niño mayor podría necesitar más consuelo y se le puede decir: “si muriera, hay muchas personas que se ocuparían de ti, como la tía y el tío, no estarías sólo”.

Ante una pérdida, saber que al igual que los adultos, el niño pasa también por un proceso de duelo; Por lo que es importante el contacto físico, abrazarlos, que los niños sientan que no están solos y que se sientan seguros, que usted, aunque esté triste podrá cuidarlos.

Es de suma importancia brindarles un espacio para que se expresen, sí al pequeño le cuesta trabajo hacerlo verbalmente el juego, el dibujo, escribir cuentos o cartas y en general las actividades artísticas son siempre grandes herramientas, compartir las emociones ayuda a que el pequeño no se sienta solo y que sepa que usted, al igual que él extraña al ser que falleció. Al igual que el niño necesita expresar sus sentimientos de dolor frente a la pérdida, aparecen de la mano sentimientos de mucho enojo, temor, culpa e inseguridad por lo que es importante permitirle al niño expresarse y validar lo que siente, no descartar ni ridiculizar ningún sentimiento, escucharlo para reconfortarlo y aclararle que es normal que se sienta enojado, triste así como explicarle que la ausencia no es culpa suya y asegurarle que usted estará a su lado aunque aquel ser querido se haya ido ya.

Todas las emociones son válidas, nunca niegue de ninguna manera la relación amorosa del niño con el muerto.

Vivir la pérdida de un ser amado puede ser una época difícil para todos en la familia, pero este tipo de trauma emocional puede tener aspectos positivos y de madurez para sus hijos.

Finalmente, es importante saber que, si usted siente que requiere de alguna asesoría, apoyo o ayuda, siempre hay profesionales de la salud que le pueden orientar.

 

Mtra. Paola Hamui Amkie
Psicoanalista
Sociedad Psicoanalítica de México
[email protected]

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS:

  • Dr. Earl A Grollman “Explaining death to children”
  • Licia Bravo Robles “Cómo hablar de la muerte a los niños”.
  • Elizabeth Kubler Ross “Los niños y la muerte”

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