Varios miles de israelíes se manifestaron el sábado (25.04.2020) en contra del acuerdo de unidad del gobierno alcanzado la semana pasada, que deja al primer ministro Benjamín Netanyahu en el poder mientras se prepara para encarar un juicio por cargos de corrupción.
La protesta de las “Banderas Negras” llenó la plaza Rabin, en el centro de Tel Aviv, aunque los manifestantes se mantuvieron a distancia unos de otros en consonancia con los protocolos de prevención ante la pandemia del coronavirus. Muchos de los asistentes usaban máscaras faciales y agitaban banderas israelíes.
Los manifestantes expresaron su rechazo de tener a Netanyahu como primer ministro y afirmaron que el acuerdo de unidad le da poder sobre el nombramiento de jueces y funcionarios jurídicos, “aplasta la democracia” y podría intentar “rescatarlo” de sus problemas legales.
Disputa por el liderazgo
El primer ministro israelí y el exjefe militar Benny Gantz, líder del partido Azul y Blanco, firmaron el acuerdo de reparto de poder después de semanas de negociaciones. El pacto le dio a Netanyahu un impulso significativo mientras lucha para mantener el poder y se defiende de los cargos de corrupción.
El gobierno de unidad entre Gantz y Netanyahu fue diseñado para terminar con más de un año y medio de estancamiento político y ha sido facturado por ambos lados como una forma de proporcionar liderazgo, mientras el país se enfrenta a la amenaza del nuevo coronavirus.
Sin embargo, Gantz dudó en unirse al gobierno, precisamente debido a los problemas legales de Netanyahu.
Me parece que dejar a Netanyahu sin posibilidad de realizar un acuerdo político que le permita gobernar podría ser prejuzgarlo y considerarlo culpable antes de que el juicio se haya realizado. Esto en términos jurídicos y en primera instancia. Pensaría lo mismo cualquiera fuere el líder o la orientación política del sujeto a ser juzgado. Ahora bien, en términos políticos, ya no jurídicos el momento histórico en que se pretende evitar un pacto de gobernabilidad no parece ser el momento más adecuado. El mundo esta situado sobre una caldera sanitaria y económica que podría ser considerada la más grave de la que se tenga memoria en muchas décadas. Y Netanyahu es un líder político de gran experiencia y de gran renombre internacional como para suponer que se lo podría sustituir tan facilmente y con argumentos, a mi juicio jurídicamente endebles. De modo que no estoy de acuerdo con esta movida política que me parece inoportuna y prematura desde el punto de vista de su viabilidad jurídica.