Del Tzitzit al Bit: Aportes Judíos en Computación e Informática: Jack Tramiel

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La década del 80 del siglo pasado mostró el imparable avance de la computadora personal. En contra de numerosos pronósticos, un conjunto de visionarios transformó a esa herramienta de cálculo enorme, pesada, costosa y solo asequible por gobiernos, ejércitos y grandes empresas en un aparato de reducido tamaño, liviano, y al alcance del gran público. La primera computadora personal que ingreso al Libro Guinness de los Records como el equipo más vendido en su época fue el resultado del diseño y la capacidad comercial de un sobreviviente de la Shoah.

Jack Tramiel nació como Idek Tramielsky en Lodz, Polonia en el año 1928. Su infancia se vio brutalmente interrumpida cuando el ejército nazi invade Polonia en 1939 y confina a los judíos de la ciudad y alrededores en el gueto de Lodz. El destino de Jack  y sus padres parece signado por su pronto asesinato pero los nazis se dan cuenta de la capacidad productiva de sus prisioneros y los ponen a trabajar para alimentar a su maquinaria bélica.

La situación se mantiene hasta agosto de 1944 cuando la cercanía de las tropas soviéticas conduce a la deportación de los pocos judíos sobrevivientes del gueto hacia un destino terrible: Auschwitz. Allí, Jack y su padre sufren personalmente a Josef Mengele,  el terrible Ángel de la Muerte. El padre de Jack muere cuando es sometido a uno de los indescriptibles “experimentos” del genocida.


Pocos meses después del asesinato de su padre, el ejército americano libera a los prisioneros de Auschwitz. Jack se reencuentra con su madre y poco tiempo después se casa con Helen Goldgrub, otra sobreviviente del campo de concentración, y ambos emigran a los Estados Unidos en 1947.

Su primer trabajo consiste en la reparación de máquinas de escribir y otros equipos de oficina para el ejército norteamericano. Continúa con otros trabajos, incluyendo el de taxista, hasta que decide junto a un amigo constituir una pequeña empresa de compra y reparación de máquinas de escribir eléctricas. La empresa prospera. Al momento de elegir un nombre para la misma, como los términos General y Almirante ya estaban utilizados por otras empresas, deciden denominarla “Commodore” (Comodoro).

La historia de las computadoras suele dividirse en generaciones. Así la cuarta generación, principalmente desarrollada entre los años 1972 a 1980, se caracteriza por la aparición del chip: se trata de un circuito integrado relativamente pequeño, construido a partir de materiales semiconductores que permite la integración de grandes cantidades de diminutos transistores transformando en obsoletas a las válvulas de vacío. En la quinta generación de computadoras aparece la computadora personal a partir del microprocesador 8080. La IBM Personal Computer (PC) y la Apple I de Steve Jobs y Steve Wosniak son las líderes del mercado informático hasta que Jack Tramiel sale a competirles.

La empresa había desarrollado primero un equipo denominado Commodore PET en 1977. Su nombre provenía de Personal Electronic Transactor, tenía una memoria RAM de 4 KB, monitor blanco y negro y un datassette para el almacenamiento de datos y resultados. Revolucionaria para la época, los usuarios se quejaban por lo pequeño del teclado que dificultaba seriamente el tipeado de la información. A continuación desarrollaron la VIC-20 con 5 KB RAM, interprete BASIC y teclado separado. Con un precio menor a 300 dólares, sale al mercado en 1980 y se transforma en la primera computadora cuyas ventas superan el millón de unidades.

Tramiel intuye las potencialidades del mercado para computadoras personales y ordena a sus ingenieros desarrollar un equipo altamente sofisticado para presentarlo en la feria de electrónica Consumer Electronics Show (CES) de 1982. Renombrado bajo la denominación de Commodore 64, tiene una memoria RAM de 64 KB y una memoria ROM de 28 KB. Además posee un microprocesador de 8 bits MOS Technology 6510, microprocesador gráfico hasta 16 colores, sonido, teclado separado y un precio inicial de 595 dólares. Era una computadora programable, que tras ser “booteada” aparecía una pantalla amigable con el Sistema Operativo Commodore Basic listo para su programación. Se podían cargar programas a partir de casettes o discos floppies. Para mediados del año 1985, su precio se había reducido hasta los 149 dólares y las ventas se propagaban por todo el mundo. Distintas estimaciones ubican a esas ventas entre 12 y 17 millones de unidades, lo que motiva su ingreso al Libro Guinness de los Records como la computadora más vendida de todos los tiempos. Su éxito es tan grande que hace fracasar las ventas de su continuadora, la Commodore 128.

Jack Tramiel fue severamente objetado por su estilo áspero y duro a la hora de negociar. Su credo era “Business is War”, actitud que lo acompañó a lo largo de su vida comercial y le deparó numerosos enemigos.  Durante la década del 80 compra la división computación de la empresa Atari, una de las líderes en informática aplicada a los juegos de computadora. Decide mantener en producción la Commodore 64 hasta el año 1995, cuando sería finalmente discontinuada, pero Commodore se presenta en bancarrota en abril de 1994 tras haber sido la primera empresa en vender más de un millón de equipos y facturar por más de mil millones de dólares.

Jack Tramiel se retiró en el año 1996 tras vender Atari Corporation a Jugi Tandon Storage. Vivió sus últimos años en Monte Sereno, California, hasta su fallecimiento el 8 de Abril de 2012 a la edad de 83 años.

En el año 2004 regresó a Auschwitz junto a uno de sus hijos. Realizó importantes contribuciones económicas en temas relacionados con el recuerdo de la Shoah, principalmente al “Holocaust Memorial Museum”. Dio numerosas charlas sobre sus experiencias en el gueto y en campos de concentración. En las mismas, habitualmente decía: “Sesenta individuos sobrevivimos de diez mil. Fui uno de esos sesenta. A partir de ahí, nada me resultó difícil”.

Acerca de Darío Weitz

Darío Weitz es Profesor Universitario en la Facultad de Ingeniería en Sistemas de Información de la Universidad Tecnológica Nacional, sede Rosario, Argentina. Así como es conocido el aporte de numerosos judíos en diversos campos científicos, no lo es tanto su aporte en temas de Computación e Informática. En tal sentido ha desarrollado un conjunto de pequeñas notas donde se detallan parte de esas contribuciones haciendo énfasis en las historias detrás de los individuos que las generan.

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