El 6 de junio de 1944, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas que combatían a la Alemania nazi iniciaron el desembarco de fuerzas anfibias y aerotransportadas en las playas de Normandía. Se lo denominó el Día D y marcó el principio del fin de la peor pesadilla para el pueblo judío.

Winston Churchill y sus comandantes, junto al general norteamericano Dwight Eisenhower, habían organizado un plan de engaño para inducir al comando alemán que la invasión iba a tener lugar principalmente en el Paso de Calais, de modo tal que una importante cantidad de divisiones acorazadas Panzer iban a permanecer en Bélgica, lejos de las playas de Normandía.

La gran pregunta era: ¿había funcionado el plan de engaño? La única manera de saberlo era descifrando los mensajes que intercambiaban el comando alemán en las playas de Francia con el líder nazi en su bunker de Berlín.

El ejército alemán había desarrollado una máquina de cifrado denominada Enigma en el año 1925. Ignoraban que el servicio secreto polaco había interceptado una de esas máquinas dirigidas a la embajada alemana en Varsovia y un grupo de jóvenes matemáticos había descifrado el modus operandi de la misma. Contrario a lo que se relata en una famosa película (El Código Enigma), el extraordinario matemático inglés Alan Turing solo contribuyó a desarrollar una versión mejorada del aparato desencriptador inventado por los polacos.

Al principio de la guerra, los ingleses interceptaban una enorme cantidad de mensajes cifrados. Pero a comienzos de 1940 la situación cambió radicalmente: los alemanes seguían utilizando la Enigma para mensajes de campo pero los intercambios entre Hitler y sus principales comandantes se cifraban mediante un nuevo equipo denominado Lorenz SZ40, basado en un método de encriptamiento más sofisticado.

El gobierno inglés reunió a sus mejores descifradores en un hermoso lugar denominado Bletchey Park, en Buckinghamshire a 80 kilómetros al norte de Londres, con el objetivo crucial de romper el código de la máquina Lorenz y así poder interceptar los mensajes que enviaba el Alto Comando alemán. Un grave error de dos operadores alemanes que reenviaron el mismo mensaje dos veces y su intercepción por un operador inglés le dio a los analistas de Bletchey Park la lógica de funcionamiento del aparato. Ahora sabían cómo descifrar los mensajes pero el proceso les demoraba demasiado tiempo para las urgencias del combate.

La solución llega de la mano del matemático judío Max Newman. Nació como Maxwell Neumann en Chelsea el 7 de febrero de 1897, hijo de Hermann Neumann, judío alemán de la ciudad de Bromberg y emigrado a Londres en 1896. Max comienza sus estudios de Matemática en el St. John’s College, Cambridge en 1915 pero debe interrumpirlos por la Primera Guerra Mundial cuando su padre es alojado en un centro de detención por su origen alemán. A pesar de ello, Max permanece en Inglaterra y cambia su apellido a Newman.

Retorna a sus estudios en Cambridge donde se graduó en 1921. Entre 1926 y 1942 publica los papers más renombrados en el campo de la Topología y en Lógica Matemática. Pero se da cuenta del horror nazi y decide ofrecer sus servicios al ejército inglés. El servicio secreto lo investiga por sus raíces alemanas pero la condición de judío los convence de contar con los  servicios de uno de los matemáticos más brillantes de la época. Lo trasladan a Bletchey Park con la tarea de acelerar el proceso de descifrado de los mensajes enviados mediante la máquina Lorenz.

Newman, en colaboración con el ingeniero electrónico Thomas Flowers, comienza la construcción de la Colossus Mark I, una máquina digital electrónica programable, la primera computadora construida en suelo inglés. La computadora se vuelve operativa en febrero de 1944 al descifrar exitosamente un mensaje codificado con la máquina Lorenz. Colossus podía leer hasta 5000 caracteres por segundo y redujo el tiempo para leer los mensajes Lorenz de semanas a horas. Justo a tiempo para que los generales Eisenhower y Montgomery pudieran confirmar que Hitler estaba convencido que la invasión se iba a realizar a través del Paso de Calais y así mantuvo las divisiones Panzer lejos del verdadero campo de batalla.

La invasión a Normandía fue exitosa y la contribución de Newman permitió adelantar en al menos dos años el final de la guerra. Al concluir la misma, retomó su trabajo académico como chair de Matemática en la Universidad de Cambridge en proyectos de programación de computadoras. Fue un gran amigo y mentor de Alan Turing, de forma tal que cuando se le ofreció ser nombrado con la Orden del Imperio Británico (OBE) por su contribución en el descifrado de la máquina Lorenz, decidió declinar el ofrecimiento por el maltrato sufrido por su amigo.

Max Newman, también un talentoso pianista y un gran jugador de ajedrez, falleció en Cambridge el 22 de febrero de 1984.

Darío Weitz
Profesor Universitario
Rosario, Argentina

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