“¡Eres un judío!”: Una campaña publicitaria alemana saca a la luz un insulto que se usa habitualmente

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“¡Eres un judío!”

Esta semana los residentes de Berlín, la capital alemana, se vieron bombardeados con este mensaje que forma parte de una campaña en contra del antisemitismo que trata de despojar de su estigma a la palabra “judío”, la cual en la actualidad en Alemania y en otros lugares se usa como un insulto.

Los carteles presentan el título Du Jude (“¡Eres un judío! O “¡Tú, judío!”) al lado de un objeto o de un animal. Los carteles recibieron muchas críticas. No porque asuman que “¡Eres un judío!” es alguna clase de insulto, sino porque los objetos que presentan (y que aparentemente son los que hablan) son muy extraños. Algunos muestran fotografías de trapos de limpieza mientras que otros muestran fotos de puerros y avestruces. Al pie de cada cartel figura el mensaje: Eres un judío #yqué. (“You’re a Jew #sowhat”).


Esta campaña es el décimo séptimo programa de la Fundación Amadeu Antonio, que se dedica a luchar contra el odio y a reforzar la democracia en Alemania. La campaña “Eres un judío – y qué” fue copatrocinada por el Centro Anna Frank y recibió fondos del Gobierno Federal de Alemania.

“Cualquiera que se ocupe del antisemitismo conoce el problema”, explica Miki Hermer, una de las mujeres relacionadas con los carteles “Eres un judío”. En las escuelas alemanas, los niños rutinariamente insultan a sus compañeros diciéndoles “judío”, y el problema se expande en la cultura popular, empleando la palabra “judío” como uno de los insultos más impactantes en idioma alemán.

En el 2018, Mijal Schwartz, una maestra judía de Frankfurt, contó que tenía miedo de revelar que era judía en su escuela, donde ser judío se consideraba una de las peores cosas que alguien puede llegar a imaginarse. Ella explicó que cuando sus alumnos usaban la palabra “judío” como un insulto, “no les digo que yo soy judía, pero dejo claro que me afecta de forma personal”. Hace algunos años, ella escribió un artículo para el periódico de su escuela alentando a los estudiantes a dejar de emplear “judío” como un insulto, pero el problema no desapareció. En vistas de un odio tan casual, ella señala que muchos judíos alemanes simplemente “ocultan su identidad”.

Durante años, los europeos y muchos otros usaron rutinariamente la palabra “judío” para referirse a algo terrible. En 1973, el Diccionario Oxford en inglés fue demandado por un anciano judío llamado Marcus Shloimovitz que objetó la definición que el diccionario daba de “judío” como “un nombre de oprobio y reprobación; específicamente aplicado a un prestamista usurero o extorsionista, o a un comerciante que hace negocios con artilugios y astucia”. R. W. Burchfield, editor del Diccionario, defendió esta definición, pero hizo una concesión: en las futuras ediciones incluiría un trasfondo histórico junto con esta definición insultante, explicando que la definición ofensiva era el producto de generaciones que odiaron a los judíos y que dieron lugar al odio antijudío de la expresión.

En vez de desaparecer, el uso de “judío” como un insulto sigue ganando adeptos. Un informe del 2016 del CIDI, centro de información judía de Holanda, señaló que estaban “preocupados por la degradación de la palabra ‘judío’” en los Países Bajos. “Esta palabra se volvió normal como una forma de insultar a las personas”, incluso cuando ninguno de los que participan en la disputa sea judío. “Judío” emergió como un insulto para todos los propósitos utilizada por personas de todos los orígenes.

Un informe reciente de la Agencia de la Unión Europea para los Derechos Fundamentales citó a una mujer danesa que explico que “en Copenhague ’judío’ es una mala palabra de uso extendido”, por lo que ella evita decirle a la gente que es judía.

Yo encontré que muchos dicen “persona judía” para evitar decir “judío”, como si la palabra judío fuera algo vergonzoso. Entre los judíos francoparlantes, es popular sustituir la palabra “judío” por “israelita”.

En hebreo judío se dice iehudí. Esta palabra deriva del nombre de Iehudá, el hijo del patriarca Iaakov y de la matriarca Leá. Rav Ovadia Iaakov Sforno (Italia, 1475-1550) señaló que este es un nombre particularmente bello, que contiene las letras iud hei, que también forman en hebreo el Nombre de Dios. Iehudá también deriva de la misma raíz que la palabra “agradecimiento” y “alabanza”, observó el Sforno.

De hecho, durante la misma semana que en los subterráneos de Berlín aparecieron los carteles de “¡Eres un judío!”, los judíos de todo el mundo leíamos sobre Iehudá en la sinagoga, en la porción de la Torá Vaieshev.

En Vaieshev, Iehudá primero se comporta de forma poco honorable. Tiene parte en la venta de su hermano Iosef como esclavo, y después calumnia a su nuera Tamar. Pero entonces, cuando es confrontado con su error respecto a Tamar, Iehudá tiene el coraje de admitir públicamente que estaba equivocado. En una situación en la que fácilmente hubiera podido mantenerse callado, Iehudá estuvo dispuesto a arriesgarse a avergonzarse y declarar: “¡Ella tiene razón!” (Gñénesis 37:26).

Rav Jonathan Sacks escribió: “Este momento es un punto clave en la historia. Iehudá es la primera persona en la Torá que admite explícitamente que se equivocó. Todavía no lo entendemos, pero al parecer este es el momento en el cual adquirió la profundidad de caracter necesaria para convertirse en la primera persona que trabajó sobre su carácter y desarrolló el potencial que Dios le dio”.

Durante el resto de su vida, Iehudá manifestó verdadero heroísmo. “El hombre que propuso vender a Iosef como esclavo… se convirtió en el hombre que estuvo dispuesto a pasar el resto de su vida en esclavitud para que su hermano Biniamín quedara libre” (Génesis 44:33). Sin el coraje de admitir que se había equivocado, sin la fortaleza y la humildad para trabajar para mejorar su carácter, Iehudá nunca habría llegado a tener el coraje que mostró posteriormente. Como judíos, somos los herederos de Iehudá, quien trabajó para refinar sus cualidades y se esforzó por ser una mejor persona. Es una herencia increíble.

Cada vez que nos definimos como “judíos” estamos reconociendo nuestra rica historia judía y recordamos a nuestro ancestro que no temió admitir sus errores, que no evitó reconocer cuando se equivocó, que fijó el ejemplo de cómo debemos mejorar nuestra personalidad y dedicar nuestra vida a ser la mejor persona que podemos llegar a ser. Este es el verdadero significado de la palabra “judío”, y no necesitamos ninguna campaña publicitaria para enseñarnos a estar orgullosos de serlo.

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