Eva Szekely, una sobreviviente del Holocausto húngaro que luego se convirtió en nadadora galardonada con múltiples premios olímpicos, murió el 29 de febrero a la edad de 92 años.
Durante la Segunda Guerra Mundial, militantes fascistas en Hungría vinieron a llevarse a Szekely, que entonces tenía 17 años, para matarla junto con otros en el río Danubio. Su padre los convenció de que dejaran en paz a Szekely diciéndoles que ella era la campeona de natación de Hungría y que “un día estarás feliz de haberle salvado la vida”.
Los alemanes la reclutaron en un batallón de trabajadores, pero Szekely escapó saltando a un tranvía que pasaba durante una marcha forzada por la ciudad. Ella regresó con su familia, que vivía en una casa de seguridad de dos habitaciones y se quedó allí hasta que fueron liberados, según The Guardian.
A lo largo de su carrera, Szekely rompió seis récords mundiales, ganó 44 títulos nacionales, se llevó a casa un oro en la braza de 200 metros en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952 y ganó una plata en la misma carrera en los Juegos Olímpicos de Melbourne en 1956.
Estuvo en los Juegos Olímpicos de Verano de 1972 en Munich, Alemania, durante la masacre del Septiembre Negro e incluso tomó un café con una de las víctimas, el entrenador de lucha Moshe Weinberg, la mañana antes de que lo mataran.
Szekely se casó con el jugador de waterpolo y medallista olímpico Dezso Gyarmati. Su hija, Andrea, creció para ser nadadora y medallista olímpica.
En 2004, Szekely fue nombrado uno de los “Atletas de la Nación” de Hungría. En 2011, recibió el prestigioso premio Prima Primissima de Hungría.
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