La fiesta de las luminarias o Hanukkah, conmemora la lucha del pueblo judío, por mantener vivas nuestras tradiciones, mismas que al pasar de los siglos, rememoran la victoria de los Macabeos, un pequeño grupo de judíos que se enfrentaron a los Sirios y a su rey Antíoco IV Epífanes; el cual, había profanado el Templo, al instalar un altar dedicado a su dios pagano Zeus.
Así se desató una Guerra contra los griegos, la cual duró varios meses, siendo estos superiores a los judíos en todo; sin embargo de forma milagrosa, este pequeño grupo de
Macabeos acompañados solo de su fe en Hashem, lograron vencerlos y fue así, como unos pocos judíos, marcaron un hito a través de los tiempos y para siempre, en el sentido de que la fuerza de nuestro pueblo proviene del propio Di-s, ese que mueve a todo el Universo, el soplo de vida, la esencia del Cosmos más allá del tiempo.
De esta forma Hanukkah la fiesta de las luces, inicia el 25 del mes de Kislev y es una celebración, donde no solo se encienden ocho velas en nuestras Hanukias, sino también en nuestros corazones en el sentido de que estas, iluminen nuestro camino y nos guíen a través de nuestros destinos y de las tinieblas del sinsentido que por muchos siglos, ha permeado a la humanidad de una serie de tragedias, por la falta de amor a nuestro prójimo y a nosotros mismos.
Por ello, hoy escribo este artículo con mucho amor hacia mis ancestros, a mí madre que ya no está aquí conmigo, aunque siempre me protegió más allá de su destino; porque ella me enseñó quien era yo y de donde venía, al igual que la tradición milenaria que me precedía; misma que hoy conmemoro y también respeto y ante la cual, siempre alzaré mi voz y la de mis hijos.
Así que gracias infinitas a la energía que vive al otro lado del firmamento, al soplo de brisa tibia que nos llena de aliento e ilumina nuestras almas, para vibrar alto como las estrellas, para seguir adelante, pese a las constantes pruebas y obstáculos en nuestro camino, que lo único que reafirman es que Di-s, es el que guía el timón del corto viaje de retorno a la luz, donde se desprende la esencia sublime que nos llena de amor.
Este artículo está dedicado a la Federación de Comunidades Judías de España y a su Presidente el señor Isaac Benzaquén y a todos mis hermanos en diáspora que al igual que yo, pertenecemos a las Doce Tribus de Israel, mismas que hoy gracias a un Rey justo y bueno, nos ha permitido retornar a la península ibérica a la antigua Sefarad, tierra soñada por nuestros antepasados; la cual no se perdió en el recuerdo, porque siempre vivió en nuestras almas a pesar del tiempo…
¡Jag Sameaj Hanukkah!
(Especial para el Diario Judío.com de México.)
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