Las estimaciones preliminares sobre los resultados del juego electoral que tendrá lugar en Israel el próximo 23 de marzo señalan tres probables tendencias.
La primera indica el fortalecimiento de los partidos jefaturados por Guidón Saar y por Naftali Bennet que pondrán en aprietos el prolongado liderazgo de Benjamín Netanyahu a pesar de que todos ellos propician planteamientos relativamente similares respecto a la colonización judía de los territorios ocupados y se oponen a cualquier negociación con la Autoridad palestina. Las divergencias son en rigor más personales que ideológicas, aunque Saar ha reiterado que en ningún caso concertará un entendimiento con Bibi.
La segunda tendencia indica que los partidos ortodoxos mantendrán su presencia relativa en el poder. Es verosímil que negociarán la alianza con uno de los tres líderes apuntados si reciben sólidas garantías en torno a la preservación del status-quo, principalmente en asuntos como la autonomía en materia escolar y la abstención del servicio militar.
Es probable, por otra parte, que la agrupación que representa a la minoría árabe preservará su fuerza relativa y continuará revelando objeciones – cuando no enérgica oposición – a cualquier coalición de la derecha nacionalista.
Y, en fin, las agrupaciones del centro como la que hoy encabeza Benny Ganz y las que se agrupan en la izquierda ideológica seguramente perderán considerable presencia parlamentaria. En este contexto será notable la probable desaparición del partido Laborista- Mapai que dio forma y gobernó al país en sus primeras tres décadas.
Este escenario encierra implicaciones internas y regionales. En una economía francamente debilitada por el covid, un gobierno dirigido por la derecha liberal apenas podrá ofrecer alivio inmediato a amplias capas hoy empobrecidas y económicamente desplazadas. Preferirá alentar a sectores tecnológicos e industriales avanzados suponiendo que los progresos de éstos traerán ulteriormente remedio a los primeros.
Por otra parte, en materia internacional y regional es probable que tanto la Casa Blanca gobernada por el presidente Joe Biden como los nuevos aliados en la Península árabe y en Marruecos objetarán tanto el aliento excluyente a la colonización en Judea y Samaria como la pertinaz ruptura con la Autoridad palestina.
De aquí esta conclusión: los partidos hoy encabezados por el trío Netanyahu-Saar-Bennet deberán revelar superior flexibilidad respecto a la que hoy presentan si ascienden en conjunto o individualmente al poder en la mitad del próximo año. De lo contrario, un quinto torneo electoral y el franco declive de la democracia israelí serán irrefrenables.
Despues del titulo sobre la derechizacion de ISRAEL no esta claro como llegara ISRAEL a una quinta eleccion…puede Ud. explicarlo?