IV. El retorno al segundo hogar
Al concluir puntuales labores en el organismo mundial en representación y en favor de los intereses de Israel, Bibi retornó al país a principios de los noventa a fin de incorporarse al Likud, un partido cuyos objetivos coincidían en buena medida con los predicamentos ideológicos de su padre. En este nuevo escenario no le fue fácil lidiar con los jóvenes seguidores de Menajem Beguin que a la sazón integraban un ambicioso grupo que incluía a Benny, el hijo de este admirado líder.
Por su cultura anglosajona, el dominio impecable del inglés, y la elegante aparición pública y televisiva en un medio que entonces revelaba acentuada informalidad, Bibi ganó partidarios y admiración en múltiples sectores. Por añadidura, el respaldo de algunas figuras veteranas en el Likud le ayudó a superar no pocas resistencias por parte de la joven generación afín a los líderes de este partido. Con estas prendas acertó a integrarse en un tiempo relativamente breve tanto en las primeras filas de esta agrupación como en los escenarios del país.
Divorciado y sin personales compromisos, Bibi diversificó sus experiencias románticas. En uno de múltiples viajes al extranjero conoció a Sara Ben Artzi, estudiante de psicología que a la sazón sumaba a sus actividades las de azafata en la línea israelí El Al. Divorciada y sin hijos después de ocho años de un primer matrimonio, Sara propició nexos íntimos con el muy buscado varón.
Poco tiempo después y para sorpresa de Bibi, ella se declaró encinta a resultas de estos apretados y fugaces encuentros. Circunstancias que planteó un tenso e inescapable dilema. Con sentimientos y cálculos encontrados Netanyahu resolvió al fin contraer matrimonio con Sara en enero 1992 en una íntima ceremonia familiar. Pocos meses después nacerá su hijo Yair- hoy activa y controversial figura en el escenario público del país.
Dorón Neuberger – primer esposo de Sara- proyectaba en aquellos años publicar un relato sobre su experiencia matrimonial. Páginas que no verán la luz como resultado -según algunas fuentes- de un costoso acuerdo entre las partes.
Apenas un año después la pareja conoció una grave crisis. Rivales políticos de Bibi difundieron fragmentarias noticias sobre las íntimas relaciones que éste cultivaba a la sazón con una de sus ayudantes. De aquí resultó un nervioso escenario que pudo conducir a un tercer divorcio con resultados negativos en el futuro hacer político de Bibi. Con la ayuda de abogados y comunes amigos, éste acertó a concertar un entendimiento con Sara cuyos términos son hasta hoy asunto de especulaciones.
Se estima – por ejemplo- que uno de ellos obliga a Netanyahu a verse acompañado por Sara en todos sus peregrinajes y visitas oficiales en el extranjero, y que en su gabinete ministerial no podrá incluir, en la medida de lo posible, a jóvenes y atractivas figuras femeninas.
En cualquier caso, la presencia y el ascendiente de Sara en el escenario público encabezado por Bibi tienen desde entonces hasta estos días particular y dilatado relieve, y no siempre en su favor.[1]
Continuará…
[1] Véase Ben Kaspit, Sara, Carmel, Tel Aviv 2018 ( en hebreo)
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