La disuasión militar de Turquía fracasa en el último bastión rebelde de Siria

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Los enfrentamientos entre las fuerzas del gobierno sirio y los rebeldes de Idlib han aumentado considerablemente tras la visita del Ministro de Relaciones Exteriores ruso Sergey Lavrov a Siria a principios de septiembre, lo que marcó un punto de inflexión en el acuerdo de alto el fuego entre Rusia y Turquía en el último bastión rebelde.

Las fuerzas del gobierno sirio y los aviones de combate rusos han intensificado sus ataques contra Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y las posiciones de otros grupos yihadistas en la provincia de Idlib y sus alrededores. En las últimas dos semanas, la montaña Zawiyah entre Idlib y Hama, las llanuras de Gap al suroeste de Idlib y la campiña de Latakia han sido testigos de fuertes bombardeos sin precedentes desde el acuerdo de alto el fuego negociado por Rusia el 5 de marzo.

En respuesta, el HTS y otros grupos yihadistas están tratando de detener el avance de las tropas sirias mediante fuego de mortero y ataques con cohetes contra Saraqib y Kafr Nabl a lo largo de la autopista M5 que une el norte y el sur del país. Mientras tanto, los grupos yihadistas extranjeros desplegados en Jabal Akrad están aumentando sus ataques en el campo de Latakia. El HTS, el grupo dominante que controla Idlib, es considerado una organización terrorista por muchas potencias occidentales y Rusia. Un puesto de control turco cerca de Jisr al-Shughour también fue atacado durante los enfrentamientos, lo que provocó un ataque de represalia por parte de las fuerzas armadas turcas.


La escalada ha tomado un giro peligroso después de que el Centro Ruso de Reconciliación en Siria, en la base aérea de Khmeimim, acusara al HTS de tramar una conspiración utilizando armas químicas en un esfuerzo por provocar a la comunidad internacional.

Turquía, a su vez, ha aumentado sus despliegues militares en la zona de desescalada de Idlib que se estableció como parte del acuerdo del 5 de marzo que también pide la reapertura de la crítica autopista M4 que une el este y el oeste del país y limpia la zona de Idlib de elementos radicales. El número de vehículos militares turcos enviados a la zona ha superado los 9.750 en los últimos siete meses.

El Gobierno sirio, entretanto, ha reforzado sus posiciones en Idlib meridional y Alepo occidental enviando sus tropas a Idlib oriental y meridional desde Deir ez-Zor, donde quedaron inactivas después de que los combates en la zona disminuyeran principalmente. La paciencia de Damasco con Idlib se ha agotado ya que ahora quiere concentrar su fuerza en el este del Éufrates donde las tropas americanas están desplegadas junto con las turcas y kurdas.

La intensificación de los enfrentamientos es la última señal de que las conversaciones técnicas entre los ejércitos turco y ruso se están tambaleando. En la última ronda de las conversaciones, el 16 de septiembre en Ankara, Rusia supuestamente pidió a Turquía que disolviera sus puestos de control en las zonas controladas por el gobierno sirio de la zona de desescalada de Idlib, que redujera el número de sus tropas, que retirara sus armas pesadas en la región y que retirara a los rebeldes armados de las inmediaciones de la autopista M4.

Con el fin de contrarrestar la presión rusa, Turquía exigió a las fuerzas del gobierno sirio y a los grupos kurdos que dejaran el control de Manbij y Tel Rifaat a las fuerzas turcas y que eliminaran las Unidades de Protección Popular (YPG), que Turquía considera una organización terrorista. Ambas partes se negaron a aceptar las demandas de la otra parte.

Obligados a salir de Afrin durante la Operación Rama de Olivo de Turquía en 2018, los YPG reubicaron sus fuerzas en el campo de Tel Rifaat hasta que las fuerzas del gobierno sirio asumieron el control de la región. La situación en la ciudad de Manbij, que actualmente está bajo el control del Consejo Militar de Manbij, ha cambiado después de que las tropas estadounidenses se retiraran de la zona en 2019. La ciudad ha quedado principalmente bajo el control de las tropas sirias y de la policía militar rusa, y esta última ha realizado patrullas en las calles de la ciudad.

En Idlib, las multitudes organizaron una serie de protestas contra la presencia militar turca en las zonas controladas por las tropas del gobierno sirio, incluidas las de Morek y Surman, exigiendo que Turquía se retirara completamente de Siria.

El Ministerio de Defensa turco dijo: “Algunos grupos de aspecto civil dirigidos por [el gobierno sirio se reunió alrededor de los puntos de observación turcos] 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9 en la zona de desescalada de Idlib”. Los manifestantes atacaron el puesto de observación 7 antes de ser dispersados por las fuerzas turcas, añadió el ministerio en un tweet.

La posición del presidente turco Recep Tayyip Erdogan sobre las demandas de retirada es intransigente. “Si Turquía se retira de Siria, ¿recuperaría Siria su paz y prosperidad de repente?” Erdogan dijo el 17 de septiembre, en respuesta a las críticas sobre las operaciones militares transfronterizas de Turquía en Siria.

La insistencia de Turquía en mantener su posición en Siria también ha modificado los cálculos militares sobre el terreno. Al informar a los grupos de oposición sirios sobre el contenido de las reuniones técnicas con Rusia, Turquía les advirtió de la posibilidad de una nueva batalla en Idlib. Ankara también ha intensificado los programas de entrenamiento que proporciona a los rebeldes en más de 150 campos de entrenamiento militar y ha reforzado más de 140 posiciones donde se encuentran las tropas turcas.

El colapso financiero provocado por las sanciones estadounidenses, que impiden las conversaciones políticas y el proceso de reconstrucción, han alimentado los temores de Damasco y Moscú de que la división territorial tripartita de Siria se convierta en permanente. Aunque ambas partes quieren salir del punto muerto en Idlib, Damasco está preocupada por el lento plan de juego de Moscú.

Durante su visita a Damasco el 7 de septiembre, Lavrov subrayó la necesidad de eliminar todos los obstáculos al proceso político, ya que estaba introduciendo un nuevo paquete de ayuda económica que es crucial para la reconstrucción de las críticas plantas de electricidad y las refinerías de hidrocarburos en Siria.

Respondiendo a las críticas sobre la percibida indulgencia rusa hacia Turquía, Lavrov dijo: “La parte controlada por el gobierno de la zona de desescalada de Idlib ha aumentado considerablemente desde la firma de los acuerdos ruso-turcos”.

Aunque uno de los obstáculos más importantes antes del proceso político son las estancadas conversaciones constitucionales en Ginebra, el proceso en curso no descarta la opción militar en Idlib.

Turquía no ha aplicado las disposiciones del acuerdo del 5 de marzo, incluida la reapertura de la carretera M4 y el establecimiento de una zona de amortiguación de 6 kilómetros de longitud (4 millas) a ambos lados de la carretera.

Hasta ahora las patrullas conjuntas turco-rusas en la autopista M4 no han conseguido nada más que ganar tiempo para el acuerdo. El 22 de julio, las tropas turco-rusas completaron después de 22 intentos la patrulla conjunta a lo largo de la M4 que se extiende desde Tarnaba al oeste de Saraqib hasta la aldea de Ain Hur en la campiña de Latakia. Pero en agosto, Rusia decidió suspender las patrullas después de que grupos radicales de la zona atacaran a las tropas turcas y rusas el 18 y el 25 de agosto. Acusando al HTS de los ataques, Lavrov dijo que las patrullas “se reanudarían en breve, tan pronto como la situación se haya calmado”, en una entrevista con Al-Arabiya el 21 de septiembre.

Después de que Turquía no reabriera la autopista M5 como se pedía en el acuerdo de Sochi entre Ankara y Moscú, las fuerzas del gobierno sirio intervinieron y tomaron el control de la carretera mediante una operación militar en junio de 2019. La reciente escalada en el frente de Idlib está poniendo al rojo vivo a Turquía al insinuar una operación militar similar para la autopista M4.

Los recientes bombardeos muestran que Damasco puede estar planeando tomar el control de la carretera mediante la captura de la Montaña Zawiyah y la Llanura de Gap. Jisr al-Shughour, un bastión de los grupos yihadistas que dominan Idlib, es el punto más difícil en el camino hacia la autopista M4. El terreno montañoso y boscoso entre Jisr al-Shughour y Latakia presagia una feroz batalla. Además de provocar nuevas tensiones entre Turquía y Rusia, tal batalla también atraparía a los grupos armados yihadistas en una estrecha línea entre la ciudad de Idlib y la frontera turca.

Desconfiando de una nueva escalada con Turquía, Moscú continúa su coordinación con Ankara. Se espera que las delegaciones se reúnan para una nueva ronda de conversaciones tras el ejercicio militar conjunto ruso-turco en la autopista M4 el 21 de septiembre, con el fin de aumentar la eficacia de la coordinación en situaciones de emergencia.

En resumen, aunque el plan de juego de Ankara es mantener el status quo en Idlib mediante la disuasión militar, parece probable una mayor escalada en Idlib. Rusia está arrastrando a Turquía a un nuevo punto de inflexión en un momento en que Ankara ya ha sido perturbada por su ineficaz política de Libia en el extranjero y por la profundización de los problemas financieros en el país.

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