Cuando el TaNaKh- la Literatura Fundacional de Israel- quiso explicar cómo Israel adquirió las herramientas necesarias para desempeñar el papel que le ha sido asignado en el mundo, utilizó una metáfora.
Impresionado con la destreza del pájaro más majestuoso de Tierra Santa y su solicitud como padre, las Escrituras Hebreas una y otra vez comparan el desarrollo de Israel con el “nesher”.
Este pájaro que nunca se pierde de vista en las montañas o en las llanuras de Israel, agita su nido y se cierne sobre él para enseñar a sus crías a volar. “Extiende sus alas sobre los polluelos, toma uno de ellos, uno tímido o cansado, y lo lleva sobre sus piñones hasta que por fin pueda aceptar el desafío del vuelo y seguir al padre en sus giros cada vez mayores. Si se tambalean, se abalanza sobre ellos y los carga sobre sus poderosas alas.”
Como un nesher que revolotea sobre sus polluelos,
extendió sus alas y los tomó,
Los llevó sobre sus alas; (Deut. 32: 11)
Así es como el quinto libro de la Torá, Deuteronomio, compara la manera en que Dios guio a Israel a salvo a través del desierto
Y así el profeta Isaías
“Incluso los jóvenes se cansan y se fatigan, y los jóvenes tropiezan y caen, pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas. Se remontarán sobre alas como el nesher; correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán” (Isa. 40: 30-31).”
El “discurso del nesher” de Moisés en el capítulo 19 del libro de Éxodo ofrece una imagen de crecimiento y maduración que es crucial para comprender lo que Israel quiere decir cuando habla de “pacto”, lo que recibe y por lo tanto, lo que debe.
Si las metáforas son las herramientas del pensamiento, entonces puede decirse que a lo largo de la historia y en el presente, el judaísmo es el “nesher” que conduce a Israel a salvo a través del “desierto” de la manera en que esta majestuosa ave entrena a sus crías para volar, cargándolas en su espalda cuando se cansan o caen.
A través del “nesher/judaísmo” el paso de Israel cuando “cruza el mar y el desierto” es fácil, ya que, en palabras de Rashbam, “para el vuelo aéreo no hay obstáculos”.
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