La Nueva Caballería Andante. Capítulo 6

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Sendero John Muir en Las Navas del Marqués.
(Y la Taberna de Raúl).

“Dios tiene que llegar a casi matarnos para enseñarnos sus lecciones”.
John Muir.

“Hablar y reír unos con otros, hacerse favores unos a otros, bromear en común, pero también con respeto mutuo, a veces discutir también, sin odio. Como a veces lo hace uno consigo mismo, en ocasiones también tener opiniones distintas y así sazonar el buen entendimiento, aleccionarse unos a otros y aprender unos de otros, echar dolorosamente de menos a los ausentes, saludar alegremente a los que llegan, intercambiar sinceros signos de amor, y de amor recíproco, que vienen del corazón y se expresan en el semblante y en mil gestos de amistad, y como materia inflamable encender el espíritu en comunidad, de forma que de muchos surja una unidad”.
San Agustín. Confesiones IV,
Cap. VIII.


No a nosotros Señor, no a nosotros. Sino a Tu nombre sea dada toda la gloria.
Lema Templario.

A Renata, la dama de la Caballería Andante.

A nuestro amigo Miguel, propietario del restaurante La Parra de Navalperal, que ya descansa en el regazo del Señor.

A Juan Sánchez Huertas, el amigo de la infancia y de siempre, y que nos ha regalado un bastón de caña de la Serena con el cual recorremos las tierras de la alta Castilla.

***

CAPÍTULO V.

La Nueva Caballería Andante

Habían decidido los Caballeros Andantes la noche antes, al abrigo de los enormes pinos y repasando algunas poesías de gran valor, recogidas en los más selectos libros de caballerías, levantarse muy de mañana, casi al alba, para iniciar al que sería ese mismo día bautizado, como el sendero John Muir, que nace en la casa de los guardas junto al lago de la Ciudad Ducal, hasta la roca de los trece Roeles, una hora de camino ascendente de dificultad media, por donde hay una granja y ganado vacuno pastando en una naturaleza idílica.

Remontaron los caballeros andantes el saludable y poderoso cerro, poblado de pinos resineros, sabinas aromáticas y seculares, verdes enebros, rojos escaramujos, y siempre rodeados de peñascos de granito, que se alzan a los cielos orgullos de su fuerza y consistencia. En uno de éstos, encontraron una inscripción grabada por el primer marqués de las Navas, y dedicada a su difunta esposa, la bella judeoconversa María de Córdoba.

Allí los Caballeros Andantes, en su sentido del honor, rezaron por el eterno descanso de los marqueses. Más tarde y después de una parca colación a base de queso y vino tinto, se encaminaron al cercano pueblo de Navalperal, visitaron también el mercadillo aun quedándoles energías para refocilarse en una conversación amena, viandas y vinos apetitosos que les ofrecieron el señor Raúl y su bondadosa y bella esposa, propietarios de una acogedora taberna.

Poco antes de llegar a Navalperal, los caballeros andantes entraron en el camposanto y pusieron unas flores en la tumba de Rufino González, que fue amigo de don Antonio de Quintana y como él, gran plantador de árboles.

Desde la cima del cerro, donde está la Roca de los Trece Roeles, se divisa un panorama de una belleza y grandiosidad extraordinarias, que hicieron aflorar lágrimas de emoción a los dos Caballeros Andantes, y a todos los caminantes que se detuvieron al abrigo de su contemplación.

Don Antonio de Quintana, como en su día hiciera el poeta Petrarca en la ascensión al Monte Ventaux, se detuvo y con unción leyó en voz alta un capítulo del libro de las Confesiones del obispo de Hipona, San Agustín, lo que viene a continuación:

“Se van los hombres a contemplar las cumbres de las montañas, las grandes mareas del mar y el ancho curso de los ríos, la inmensidad del océano y las órbitas de los planetas, y de sí mismos no se preocupan”.

Había sido una bella jornada de paz, encuentro y tranquilidad.

ANNO TEMPLI CMII
BRUNETE-MADRID.
Noviembre de 2020-Tishri 5781

3 comentarios en «La Nueva Caballería Andante. Capítulo 6»
  1. Me maravilla el lenguaje sonoro y vivo del maestro Antonio, que expresa admirablemente su amor a la tierruca navera. Quien conoce estos parajes sabe que Antonio está en lo cierto. Enhorabuena.

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  2. Para mí es un honor que el caballero andante Antonio Escudero me dedique esta maravillosa narración de sus andanzas por caminos llenos de naturaleza y sus pensamientos filosóficos que le inspiran. Gracias.

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  3. La forma de expresarlo y sentirlo hace aún más bello el recorrido .
    Es verdad que la naturaleza que rodea el entorno de Ciudad Ducal , nos hace una vez más pensar: Que grande es Dios! Y sublime su creación del mundo .
    Muchas gracias y buen camino

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