El plan de paz del “Acuerdo del Siglo” del Medio Oriente del presidente Donald Trump, The Vision, tiene 180 páginas y es meticulosamente detallado. Lo puede leer aquí. Pero el presidente y primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, cubrieron los puntos más altos el martes ante una audiencia entusiasta pro israelí en la Casa Blanca.
Independientemente de cómo vayan las negociaciones futuras, la gestión del presidente de The Vision y las reuniones con el primer ministro y, por separado, con el principal rival político de Netanyahu (Benny Gantz), fueron magistrales de dos maneras. Primero, permitió a los israelíes demostrar que hay áreas en las que sus dos principales partidos políticos pueden estar de acuerdo, y que ambos pueden estar de acuerdo con Trump. En segundo lugar, le permitió al presidente borrar la suposición errónea de que Estados Unidos tiene que ser neutral entre israelíes y palestinos para avanzar.
Estados Unidos solo puede ser un “intermediario honesto” si evita la neutralidad, que acepta todas las posiciones de ambas partes como igualmente convincentes. La Visión, y la ceremonia de la Sala Este, abordan los intereses estadounidenses, el primero de los cuales es que Israel es un amigo y aliado por su propia naturaleza. Se incorporan los derechos humanos, el estado de derecho, las elecciones libres, la libertad de religión y de prensa, los intereses de seguridad y una economía abierta y de alta tecnología. Mientras que el presidente simpatizaba extraordinariamente con el pueblo palestino, especialmente los jóvenes a quienes lamentaba. “Crecer sin esperanza”: hay algunas cosas que hace la Autoridad Palestina (AP) que son inaceptables no solo para Israel, sino también para Estados Unidos.
Renunciar a esas cosas inaceptables antes de que Estados Unidos respalde el deseo de los palestinos de un estado independiente es lo que algunas personas llaman “condiciones previas”. Sí. Precisamente. Las partes neutrales no hacen eso, los corredores honestos lo hacen. La AP tiene que ser un interlocutor aceptable y, por el momento, no lo es. Pero, dijo el presidente, “nunca es demasiado tarde. Es hora de levantarse y enfrentar los desafíos del futuro. Si lo hacen, funcionará “.
¿Qué requiere exactamente el presidente?
A cambio del reconocimiento de Palestina como el estado-nación del pueblo palestino con una capital en Jerusalén (que permanecerá indivisa y bajo soberanía israelí), “donde Estados Unidos abrirá con orgullo una embajada”, más una inversión internacional masiva, les preguntó para “enfrentar los desafíos de la convivencia pacífica”.
Adoptar leyes básicas que garanticen los derechos humanos básicos y protejan contra la corrupción financiera y política;
Detener las actividades malignas de Hamas y la Yihad Islámica Palestina;
Poner fin a la incitación contra Israel; y
Detener permanentemente la compensación financiera a los terroristas.
Seamos realistas, estos constituyen una barra muy baja para el comportamiento civilizado. Si los palestinos no pueden o no quieren hacer esas cosas, ¿cuánta “paz” proporcionará cualquier “proceso”? (Un usuario de Twitter preguntó: “¿Alguien piensa que los kurdos rechazarían un acuerdo que les daría un camino hacia un estado y $ 50 mil millones si se comportaran como seres humanos?”)
Además, el presidente cambió la línea de tiempo.
La vida / conflicto para palestinos e israelíes no comenzó con la adquisición por parte de Israel de Judea y Samaria en el curso de defenderse de un ataque árabe multinacional combinado en 1967. “Es hora de que el mundo musulmán corrija el error que cometió en 1948 , cuando decidió atacar en lugar de reconocer el nuevo estado de Israel. Los palestinos son el peón principal en este aventurerismo, y es hora de que termine este triste capítulo de la historia ”. Al reconocer que los palestinos fueron colgados por sus hermanos árabes entre 1948 y 1967, él resolvió la difícil situación palestina. La responsabilidad de los estados árabes también. Tres embajadores árabes estaban en la sala.
Trump señaló que la organización de Qassem Soleimani, la Fuerza Quds, fue, traducida al inglés, la Organización de Liberación de Jerusalén. “Para que Jerusalén sea libre [dijo Soleimani] tenemos que estar en guerra con Israel. Pero, en verdad, Jerusalén está liberada. Jerusalén es una ciudad segura, abierta y democrática “.
El presidente fue generoso en sus elogios a Israel, complacido de que Israel hubiera aceptado, por primera vez, producir un mapa de cómo se verían dos estados. Sería útil pedirles a los palestinos que produzcan un mapa con SU acuerdo propuesto, pero no hasta que lleguen a la mesa.
Y fue claro en su determinación de garantizar la seguridad de Israel. “No habrá riesgos incrementales para el estado de Israel”. “La paz”, agregó, “requiere compromiso, pero nunca le pediremos a Israel que comprometa su seguridad”.
Eso está muy lejos de las administraciones anteriores que exigían que Israel tomara “riesgos para la paz”. Esos riesgos resultaron en la llamada “intifada” después de que Israel firmó los Acuerdos de Oslo y permitió que la AP tuviera una fuerza de seguridad armada; el atrincheramiento de Hezbolá en el sur del Líbano después de que Israel partió allí en 2000; y el surgimiento de Hamas después de que Israel partió de la Franja de Gaza en 2005. Trump no le pedirá a Israel que asuma más de esos riesgos.
Los israelíes saben lo raro que es tener un presidente estadounidense que vea el mundo como lo hace. Los palestinos pueden aprovecharse de un presidente que quiere mejorar su futuro.
“América”, dijo el presidente, “no puede preocuparse más por la paz que las partes interesadas”, pero también tuvo cuidado de mencionar que “esta parte del mundo está conectada para siempre con el alma humana y el espíritu humano”.
Amén.
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