Los vuelos a Washington

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Para asegurar saludables y cómodas condiciones a la delegación israelí que llegará a Washington la próxima semana con el propósito de festejar la firma del acuerdo entre Israel y los Emiratos, la empresa El Al procedió a un prolijo examen del avión que habrá de llevarla. Atención que ciertamente incluyó un lugar especial para Netanyahu y su esposa razonablemente alejado de los funcionarios y periodistas que los acompañarían. Pero en las últimas horas El AL y la opinión pública fueron sorprendidos por una noticia que aún espera confirmación: la pareja habría resuelto volar en un avión particular financiado por el presupuesto público.

Un acto que si en verdad se verifica gestará un curioso – si no lamentable- precedente en la historia del país. Se explicaría tal vez por las astutas jugarretas del covid-19 a pesar de que tanto el avión como todos sus pasajeros serán examinados escrupulosamente antes de la partida. Pero será difícil justificarlo.

En paralelo a esta noticia aún no confirmada, la comisión gubernamental que diseña y pone en acción las directrices dirigidas a frenar los golpes del virus – en estos días el número diario de afectados supera los cuatro mil – ha resuelto imponer un cierre total de la actividad a partir del próximo viernes cuando se inicia el nuevo Año judío. Supermercados y farmacias estarían eximidos de esta disposición que probablemente se prolongará hasta finales de este mes y algunas semanas de octubre.


A pesar de que la Policía aplicará severas multas a instituciones y ciudadanos que no se ajustarán a estas severas disposiciones, representantes de la ortodoxia religiosa han anunciado que los rezos en las sinagogas tendrían lugar en cualquier caso. Actitud que podría alentar la indisciplina en el resto de la población.

Cabe esperar que tanto el rumor sobre el avión personal de Sara y Benjamín Netanyahu como la anunciada actitud de los círculos ortodoxos no tienen fundamento alguno. Afectarían no sólo el presupuesto gubernamental y la disciplina pública. También la celebrada e indispensable solidaridad en nuestro país.

Acerca de Joseph Hodara

Invitado por la UNAM llegué a México desde Israel en 1968 para dictar clases en la entonces Escuela de Ciencias Políticas y Sociales ( hoy Facultad). Un año después me integré a la CEPAL con sede en México para consagrarme al estudio y orientación de asuntos latinoamericanos. En 1980 retorné a Israel para insertarme en las universidades Tel Aviv y Bar Ilán. En paralelo trabajé para la UNESCO en temas vinculados con el desarrollo científico y tecnológico de América Latina, y laboré como corresponsal de El Universal de México. En los años noventa laboré como investigador asociado en el Colegio de México. Para más amplia y actualizada información consultar Google y Wikipedia.

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