Rab Neiman contó que en una ocasión fue mucha gente con el famoso Jazón Ish y le preguntaron:
—¿Por qué Hashem mandó el Holocausto? ¿Qué parte positiva podría tener?
El Jazón Ish contestó:
—Esto se parece a un sastre que se dedica a confeccionar ropa. Un hombre va con él y le lleva todo el material que se necesita para hacer el traje.
El sastre comienza su trabajo y empieza a cortar la tela tan fina que trajo el hombre. Éste comienza a gritar ante lo que está viendo. ¡Está cortando su tela tan cara y fina! Pero el sastre le dice que espere y al final el resultado será totalmente bueno.
Dijo el Jazón Ish:
—En el Holocausto nosotros vimos cómo Hashem ha cortado la tela cara y fina. Después nos tocará ver ese traje tan bello para el que Hashem necesitaba cortar esa tela y llegar a esa vestimenta tan elegante.
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“Got vet nisht lozn” (D’ no permitirá)
decían mis bisabuelos y abuelitos Jasidim, Talmudistas y Rabinos que fueron asesinados industrialmente en las trincheras, en los shtetls, en las cámaras de gas, en los hornos crematorios, con sus esposas, hijos, sobrinos, nietos, bisnietos y vecinos.
“Ober Got jot guelozt” (pero Dios lo permitió) me aseguraron contándome los detalles mi papá y mi mamá, mis lerers, lererkes y morím (profesores) así como la mayoría de sobrevivientes que tuve el honor de conocer, resistentes antes, durante y después de la 2a GM, marcados en la piel, en el alma, marcados hasta el último soplo de su vida con ese dolor que tanto quisieron esconder para evitarnos parte del horror e intensa pesadilla sin fin.
Así, todo es relativo pero tener la osadía de decirnos, querer hacernos creer o pretender que “fue por la gracia de D'”, es asesinarnos nuevamente y no tener ningún respeto por los 6 millones que fueron cobardemente aniquilados y entre los cuáles hubo bebitos, niños, adolescentes, mujeres embarazadas o amamantando, mujeres menos jóvenes, hombres jóvenes y menos jóvenes, viejitas y viejitos y poco importaba si eran o no religiosos, si pertenecían a alguna secta de iluminados, si eran ortodoxos o ultraorthodoxes, si eran ateos, medio Judíos o medio Goim !
El racismo y el antisemitismo están anclados, incrustados en la mente y el corazón de los hombres y mujeres y de ninguna manera por medio de alguna intervención divina u otro tipo de intervención o interpretación irracional que viene de individuos que quieren explicar a su manera (manipulando) lo que ha sido escrito explícitamente en los libros de historia que no es leyenda, que no es invención,…
Le maldad, la porquería “humana” viene del hombre, y nada más que del hombre que prefiero no escribir con “H”.
A mi parecer y de muchos otros, mucho más inteligentes y sabedores que yo, esta declaración de la “inetrvención divina” en la Shoá, es parte de la “maldad humana” arriba mencionada.
Quiero aportar al respecto una referencia bibliográfica:
Yehuda Bauer, Reflexiones sobre el Holocausto (2013), capítulo 9: Teología, o Dios el cirujano.
En el mismo el Prof. Bauer, destacado mundialmente investigador de la Shoá analiza en este importantísimo libro, las interpretaciones religiosas de la Shoá, especialmente del último líder de JABAD, rabino Menajem Mendel Shneerson.
Estoy de acuerdo con Rose-Marie Samson.
Dios no tuvo que ver, No intervino. El Holocausto, y me refiero al de la II Guerra, fue consecuencia de la desconfianza, miedo y odio de hombre hacia quién se muestra diferente. Entiéndanse minorías.
Saludos.