Recordando a Ishie Gilbert (Z’L)

Conocí a Ishie Gilbert en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde tenía su tienda de uniformes enfrente de las zapaterías de mi padre, al que acompañé a trabajar durante 10 años de mi vida, hasta que el temblor del 19 de Septiembre de 1985 acabó históricamente con el comercio del Centro Histórico, principalmente por las expropiaciones de propiedades consecuentemente que hubo.

Lo recuerdo muy bien a Ishie, nos veíamos en la calle República de Brasil donde se encontraban los negocios de él y de mi padre, y varias veces me dijo: “Deberías sentirte orgulloso de llamarte Alberto Halabe”, lo decía por mi abuelo, que fue escritor y periodista, muy amigo también de Sergio Nuldestejer, los 3 se conocieron y convivieron muchos años.

En una ocasión tuve la oportunidad de asistir a una conferencia que impartió Ishie Gilbert, por la época en la que Shimon Wiesenthal visitó México, Ishie era muy ameno, a pesar de que las experiencias que vivió como sobreviviente del Holocausto y de la Segunda Guerra Mundial, eran muy dolorosas; nos contó como vivió en una ocasión que los nazis decidieron ahorcar en un árbol a varios judíos de su comunidad, y que uno de ellos se salvó porque se rompió la rama de donde estaba amarrada su cuerda, y también nos explicó Ishie, que existían desde ese entonces tratados y convenios de guerra internacionales que establecían que si ésto sucedía tal cual, la persona que se libera de una cuerda para ahorcamiento debería quedar libre y perdonarle la vida, más sin embargo, muy desafortunadamente, los nazis lo asesinaron con un arma de fuego al caer del árbol, hecho que personalmente me hizo recapacitar muy profundamente desde esa época, al escuchar a Ishie siendo yo adolescente, para tratar de entender la verdadera significación de esa inenetendible guerra que vivió en cuerpo y alma el vecino del trabajo de mi padre en México. 

Ishie Gilbert siempre fue un hombre decente, trabajador, y muy responsable, pero sobre todo, irradiaba una respetabilidad única al verlo y al escucharlo.

Leí el libro que escribió su hijo Arón intitulado: “El último sobreviviente”, donde narra las experiencias que vivió en los campos de concentración nazis durante la inentendible Segunda Guerra Mundial, repito, y me convencí aún más, del gran honor que me otorgó el Destino de poder conocer a Ishie Gilbert en persona  y convivir con él.