40 años después de su muerte, Helmut Kleinicke, quien mantuvo hasta su muerte en secreto el haber evitado que cientos de judíos fueran deportados a campos de exterminio nazis durante el Holocausto, fue reconocido, el pasado 14 de enero en la embajada de Israel en Berlín, como “Justo entre las Naciones”.
Por razones desconocidas, Kleinicke un miembro del partido nazi, mantuvo silencio sobre su heroísmo durante la Segunda Guerra Mundial hasta su muerte, mismo que fue conocido a raíz de un reportaje con testimonios de sobrevivientes transmitido en la televisión israelí que llevó a su hija a reunirse con ellos y conocer la historia de su padre.
De acuerdo a los testimonios presentados por los sobrevivientes, Kleinicke, quien se unió al partido nazi en 1933, aprovechó su posición como oficial a cargo de una construcción en Chrzanow para “solicitar” trabajadores judíos y así salvarlos de ser transportados al campo de exterminio nazi de Auschwitz, situado a 20 kilómetros de dicha localidad.
Asimismo, reportaron que durante las redadas de deportación, Kleinicke escondía principalmente a los débiles en el sótano de su casa.
Durante una de esas redadas, debido a que los responsables nazis de la misma notaron que muchos de los trabajadores de Kleinicke no se presentaron, el oficial fue transferido a un campo de entrenamiento militar como castigo.
Kleinicke no mantuvo registro del número de judíos que salvo, pero los sobrevivientes calculan que por lo menos fueron cientos.
El título de “Justo entre las Naciones” – reconocimiento que otorga el Centro Mundial de Conmemoración de la Shoá, Yad Vashem, a nombre del Estado de Israel a personas no judías que arriesgaron sus vidas para salvar judíos durante la Segunda Guerra Mundial – fue entregado por el Embajador israelí en Alemania, Jeremy Issacharoff a la hija de Kleinicke, Juta Scheffzek, siendo el 628° ciudadano alemán en recibirlo y uno de los pocos que también formó parte del partido nazi.
Durante la ceremonia, en la que estuvieron también presentes, algunos de los sobrevivientes, Scheffzek señaló con emoción sentir que con el reconocimiento se cierra una larga y emocional búsqueda de la verdad sobre su padre que espera ahora sea conocida por más personas.
Por su parte, el Embajador Issacharoff, señaló que cuando uno se encuentra en Alemania es difícil separarse de la dimensión histórica del Holocausto, razón por la cual es muy importante reconocer que también existieron personas que hicieron lo correcto.
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