Louis Gluck, poeta y ensayista, hija de judíos húngaros, nació en Nueva York en 1943, creció en Long Island y termino sus estudios en la Universidad de Columbia. Ha escrito 12 libros de poesía y varios volúmenes de ensayos sobre poesía. Ha recibido múltiples premios como: Nacional del Libro, de Los Ángeles Times, Pulitzer, Bollingen de la Universidad de Yale, Pen, Medallas de Oro de MIT y La Academia de Artes y Letras; Fellowships de Guggenheim y Rpckefeller; fue nombrada The 12th US Poet Laurate y culmino en la cumbre del Premio Nobel en Literatura de 2020, grabando allí su nombre para siempre. Le dieron el premio “Por su voz poética inconfundible que, con su voz austera convierte la existencia individual en universal.”
Muy joven sintió el encanto, la belleza y el misterio de las palabras y empezó a escribir siguiendo su melodía interna.
“Desde el principio del tiempo, en la infancia, creía que el dolor significaba que no era amada, significaba que yo amaba”
Su primer libro, “El Primogénito” se publicó en 1986 y fue reconocido y admirado por la crítica por su control técnico y sus narraciones aisladas sin pretensiones, hacia participar en la vida de los personajes, inventar el fondo y resolver la alegoría.
Sus primeros libros tratan la lucha de amores fracasados, encuentros familiares desastrosos y la desesperación existencial. En sus libros posteriores continúa explorando la agonía del yo. Otro critico juzga que el poder de Gluck está en el distanciamiento del yo lirico como sujeto y objeto y la imposición de una disciplina de desligamiento del material urgentemente subjetivo.
Lleva a los lectores a un viaje interno explorando sus sentimientos más íntimos. Su habilidad para escribir poesía que se entienda se relaciona con una experiencia intensa que surge en su voz poética por su selección cuidadosa de ritmo y repetición lejos de lo coloquial. Su fuerza parece surgir directamente del centro de su ser.
Maravilla su don de crear poesía con una realidad de sueño que al mismo tiempo trata las realidades de sujetos, temas apasionados y emocionantes, no es la voz de profecía social, sino de profecía espiritual. Un tono que pocas mujeres tienen el valor de reclamar.
En 1996 escribió con el ímpetu de la mitología griega con las voces de Odiseo, Penélope, Hades y Persifone, tocando las fuentes de los mitos colectivos e individuales para alimentar su imaginación y luchar con nuestros miedos más antiguos: aislamiento y olvido, la disolución del amor, las lagunas en la memoria, la deformación del cuerpo y la destrucción del espíritu.
Un Mito de Devoción es un poema tomado de Averno, publicado en 2006.
Un Mito de Devoción
Cuando Hades decidió que quería a esa joven
Le construyo un duplicado de la tierra
Todo igual, hasta la pradera
Pero con una cama agregada
Todo igual, inclusive la luz del sol
Porque sería difícil para una joven
Pasar tan rápido de la luz brillante a la completa oscuridad
Gradualmente, pensó, introduciré la noche
Primero como la sombra de hojas revoloteando
Después luna, después estrellas, después luna no, estrellas no
Dejar que Perséfone se acostumbrara despacito
Al final, pensó, encontrara que es tranquilizadora
Una réplica de la tierra
Excepto que aquí habrá amor
¿Qué no todos quieren amor?
Espero muchos anos
Construyendo un mundo, observando
A Persifone en la pradera
Persifone que olía, que gustaba
Si tienes un apetito, pensó, los tienes todos
Que no todos quieren sentir en la noche
El cuerpo amado, brújula, estrella polar
Oír el respirar silencioso que dice
Estoy vivo, eso también significa
Que estas vivo, que me oyes
Estás conmigo. Y cuando uno se voltea, el otro se voltea
Eso fue lo que sintió el Señor de la oscuridad,
Mirando el mundo que había construido
Para Persifone. Nunca cruzo por su mente
Que no habría percibido olores, oler aquí.
Ciertamente no, más comer no
¿Culpa? ¿Terror? ¿El miedo al amor?
Estas cosas no las podía imaginar
Ninguna amante las imagina nunca
Suena, se pregunta cómo llamar a este lugar
Primero piensa: El Nuevo Infierno. Después: El jardín
Al final decide llamarlo Juventud de Persifal
Una luz suave se eleva sobre la pradera
Atrás de la cama. La toma en sus brazos
Quiere decir Te quiero, nada te puede herir
Pero piensa, esto es una mentira y dirá al final
Estas muerta, nada te puede herir
Lo que le parece más prometedor, más verdadero.
Después de dar clases en diferentes universidades, en 2003 Louise Gluck fue nombrada juez de la Serie Yale para Poetas Jóvenes, función que desempeño hasta 2010.
Hoy es Escritora Residente de la Universidad de Yale y profesora, también da clases en la Universidad de Boston.
Vive en Cambridge, Massachusetts.
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