En un pueblito de España de breve nombre la memoria me falla…
un pequeño y vivaracho chaval: a su bendita madre preguntó:
- “Madre, ¿la globalización es la mami de los globos? De esos que dan en las fiestecillas de cumpleaños?”
- Pues que no, hijo mío. Es un asunto bien complejo.
- ¿¿¿????
- ¡Qué no te quedes ahí parado, como estaca recién clavada! Vete de juegos a la plaza, niño!
- Pero…
- Pero nada. ¡A ver si ahora sales preguntón o artista o algo peor! ¿Qué a ti no te apetece ser bombero o guardia civil o algo más normalito?
- Es que cuando el abuelo se prende a las noticias me convida a que le acompañe.
- ¡Tenía que ser tu abuelo! ¡Ese vejete es un agitador! Qué ahora mismo le escondo las gafas pa´que no pueda mirar las noticias.
- Qu´el abuelo no las mira, las escucha.
- ¡Pero qué lengua veloz has echado! ¡Qué hasta las mañas del muy cabrón has cogido! Ya decía mi madre cuando le conoció. “Este tío es de cuidado: Si tienes hijos que ni se le acerquen. Les picará el cerebro con ideas apolilladas de la revolución”
- ¡Qué no te alteres, madre. Estás rebanando manzanas en el guiso de lentejas.
- ¡¿Lo ves?! Ahora la cena será un fracaso. Y todo por ese abuelo tuyo oreja de noticioso ¡Tanto viejo sordo…y justo éste: ¡Oye hasta al silencio! ¿Sabes una cosa? Te diré que mierda es “la globalización”. A ver si luego te marchas y me sereno.
- Te escucho, madre.
- Pues bien: Pa´que el mundo esté unido y las naciones gocen de iguales derechos: se inventó la globalización. Entonces…Bancos, Tiendas, Automóviles y todo lo que imagines, pusieron sucursales aquí y allá.
- Ahora todo mundo esté enterado de lo que ocurre y lo disfruta llegando: ¡hasta a la mismísima China! Qué si un país se resfría: el otro estornuda. Y se eligieron señores pa´ controlar que nadie meta mano en la lata y vaya a comerse las galletas del vecino.
- ¡Ahhh!
- ¿Qué le dice al niño, mujer?
- ¡Abuelo, has vuelto!
- ¡Pues claro! Y tal parece que en buen momento. El abuelo te dirá con sencillez acerca del asunto que te ocupa. ¡Y pa´que entiendas!
- Y yo haré arrancar de cuajo, todas las puertas de la casa, así se le quita a uste esa costumbre de escuchar tras ellas… ¡hombre!
- No se enfade nuera, que de tanta rabieta, acabará echando espuma por la boca.
- Déjese de sus tontas “gracias” que pa´ mí son desgracias.
- ¿Y abuelo?
- Escucha con atención. ¿Has aporreado alguna “piñata” en esos cumpleaños a los que vais con los amiguitos del cole?
- Pues claro. Y de nalgadas le damos con un palo hasta que caen los silbatos, los dulces y los papelillos encerrados dentro.
- Pues bien: eso es la globalización.
- Qué no entiendo, abuelo.
- Verás: que la piñata es como un globo.
- Que no. Es alargada y tirando a flaca.
- ¡Qué hasta eso han devaluado! ¡Mierda! Pues figúrate entonces, una piñata redondita: como globo bien inflado.
- Vale.
- Qu´el globo es el mundo y en lugar de silbatos y todas esas tonteras, estamos nosotros dentro.
- ¡¿Nosotros?!
- En cuerpo y alma. Y bien apretujados. Y de festejos…apenas unos pocos. Y le dan a la piñata… ¡que ni se sabe! Hasta que explota. Ahí nos caemos todos de culo y nos reventamos la espalda y no hay cura ni santo que nos componga de semejante golpiza.
- Oiga vejete ¡cuide sus palabras cuando le habla al niño! ¿Qué eso de “culo”?
- ¡Qué mujer ignorante! ¿Qué quiere usted que diga?
- Pues diga “cola”
- ¿Conque usted tiene “cola”? ¡Pues que rabo, no le veo!
- ¿Y abuelo?
- Y los convidados, se llevan los pedazos menos abollados de nosotros para sus casas. Se los dan a sus mascotas para que jueguen o nos venden como chatarra.
- ¡Qué feo!
- ¡Feísimo!
- Y entonces… ¿Por qué sonríes, abuelo?
- Por no llorar, niño. Por no llorar.
Excelente artículo, felicidades