Diálogo entre Cuerpo y Alma

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Los seres humanos somos seres conformados por cuerpo y alma, pero vivimos en un mundo donde el que está más cómodo es el cuerpo. Mientras el alma anhela volver a su lugar sagrado de origen, el cuerpo se encuentra muy cómodo en la Tierra. El alma, en cierta forma, al no quedarle otra opción que seguir al cuerpo a donde sea que vaya mientras viva, acepta a regañadientes vivir aquí, pero acuerda sus condiciones: que la alimentemos de manera constante. Porque el alimento para el cuerpo se encuentra en cualquier comida. Ambos desean estar juntos y vivir. Mientras el alma desea regresar a su lugar aceptando seguir al cuerpo a donde sea que vaya, asimismo se va debilitado si no es alimentada. Y debe conformarse con un tipo de alimento que no es el de su “planeta”, sino de un planeta totalmente antagónico al que estaba acostumbrado. Pero no le queda otra opción, es lo que hay, y no desea morirse. Debe alimentarse de lo que sea que encuentre, con una notable desventaja. Ya que mientras el cuerpo siente hambre y va en busca de su alimento, el alma no puede ni siquiera manifestar su deseo de alimentarse. Ambos, cuerpo y alma, no pueden soportar mucho tiempo sin alimentos. El alma pide a gritos ser alimentada, pero ni siquiera el propio cuerpo que la porta es capaz de escucharla. Las distracciones en este mundo son tantas que muchas veces al cuerpo se le olvida por completo que tiene un alma. ¿Cómo, entonces, va a escuchar las exclamaciones del alma? ¡Casi no hay manera! Pero se debe adaptar, aunque no fue ese el acuerdo. El acuerdo fue que el alma acepta acompañar al cuerpo mientras este se acuerde de ella y la  alimente. El cuerpo puede ir a buscar alimentos para él , pero ¿donde va a conseguir alimentos para un alma espiritual? No se siembra en la tierra, no sale de los árboles, no se consigue caminando por el campo ni nadando en los océanos. ¿Dónde podrá conseguir ese alimento?
Pero ese buen cuerpo, que cada tanto se acuerda de su alma, desea satisfacer las necesidades de su máquina motora, por lo que va en busca de algún médico para almas, o como se los conocen más comúnmente, “Rabinos”. Algunos cuerpos también van al psicólogo, pero es que son terapias médicas muy diferentes. El psicólogo atiende las necesidades corporales del alma, el Rabino atiende las secciones espirituales del alma.
El Rabino le dice al cuerpo que deje a su paciente un ratito a solas con él, el cuerpo no puede estar presente en ese momento porque, como toda práctica médica, debe ser  confidencial.
El cuerpo deja al alma a solas con su doctor y comienza el siguiente diálogo:
(Rabino) R – Dime Alma, ¿en qué te puedo ayudar?
(Alma) A – Realmente no lo sé, doctor. Siento un vacío en todo mi ser.
R – A ver, explícate un poco más.
A – Sí, mi cuerpo me dijo que cuando no come siente como un vacío en el estómago y yo debo alimentar cada parte de mi. Estoy compuesto por 613 partes, muchas de ellas de momento  no están en funcionamiento hasta que venga el Mashiaj, pero todas las demás sí. Y no es que yo funciono como ustedes, los cuerpos, sino que cada parte de mi se alimenta por separado. Por ejemplo, si “mis brazos” están débiles, debo ponerme los Tefilín; si la debilidad está en “mis piernas”, debo ir al Knis. Y así cada parte de mi ser debe estar alimentada por separado y hace mucho que todo mi ser no es alimentado en nada.
R – ¿Y ya intentaste hablar con tu Cuerpo para que se encargue de ello?
(Cuerpo) C – ¡Que no mienta! Varias veces hemos ido a estudiar. Me acuerdo muy bien una vez que…
R – Tú callate. Te pedí claramente que me dejaras a solas con Alma. Tú no puedes hablar. Alma necesita hablar, llorar, gritar, exclamar. Porque “mientras el corazón llora, el alma exclama”.
A – Como le iba diciendo, doctor Rabino, hace mucho que no como nada. Cuerpo dice que la comida del alma a él no le sirve. Yo le he dicho varias veces que no necesito tanto, aunque sea un poquito, pero a diario, y ni así.
R – Ok, ahora quiero pedirte de favor que te retires y me dejes a solas con Cuerpo. Siempre hay que saber escuchar a ambos litigantes antes de determinar un veredicto. Tal como lo dice el Pirké Avot, “HEVÉ METUNÍM BADDÍN”.
Cuando el Rabino dijo esas palabras, el alma cambió drásticamente de color. Pareció como si de pronto se hubiera alimentado de una manera incalculable. De pronto estaba con el 100% de batería, y había llegado en “CEROS”.
Cuerpo estaba por entrar a la consulta cuando la vergüenza le impidió moverse. Entendió que unas palabras de Torá, aunque sean dichas por accidente, sin siquiera intención, había alimentado a Alma.
Entendió pues, que el alimento del alma sí está en la Tierra, sí está en los campos, sí crece en este planeta. Y entendió algo más: que en ningún otro planeta podrá conseguir el alimento que Alma requiere más que aquí, en este mundo. Cuerpo se sintió avergonzadamente un tacaño, porque con muy poco hizo alegrar a Alma. Entendió que una pequeña Mishná, una Berajá o una Tefilá puede hacer mucho por su Alma.
Entendió también que, si el cuerpo provoca que muchos cuerpos digan Berajá y que muchos cuerpos hagan Tefilá, entonces todo ese placer será para su propia alma. Y si el alma tiene placer, hará todo lo posible por dar mejor vida al cuerpo para que le dé más y más. O sea que al mismo cuerpo le conviene que el alma se alimente.
Una vez, Cuerpo y Alma estaban juntos, como siempre, pero esta vez a solas entre ellos, cuando Cuerpo, con mucha pena le pregunta a Alma:
C – Oye Alma, ¿qué haces tú con todo el alimento que a veces te doy?
A – Bueno, las almas no somos más que transmisores de energías. Cada vez que tú me alimentas, realmente yo no hago nada con eso, sino que se lo entrego a HaShem. ÉL se alegra tanto que no se fija quien se lo dio, sino que su alegría la manifiesta dando Berajá a todo el mundo.
C – ¿A todo el mundo?
A – ¡Sí, a todo el mundo! Cada vez que tú dices una Berajá, HaShem se alegra y hace cosas muy buenas a todo el mundo, visible o invisible, imaginable e inimaginable, entendible o inentendible, tangible o intangible. Y todo eso es bueno para ti y para mi de manera directa. Mejor sería aún que fuera de manera directa para todos los seres vivos del mundo, incluso por aquellos que ya no están vivos.
C – ¿Cómo es eso? ¿Acaso se puede beneficiar a otras almas e incluso a las que no tienen un cuerpo habitable?
A – ¡Por supuesto que sí, y eso nos beneficia mucho más a ambos, a ti y a mi, a presente y a futuro, incluso a nuestro pasado. HaShem nos borra pecados del pasado y los convierte en Mitzvot, sólo por beneficiar a otras almas y cuerpos, vivos o no vivos.
C – ¡Ese es un muy buen negocio, se ve que puede ser una buena inversión! ¿Y cuánto cuesta eso o cómo se hace? ¿Con quién hay que hablar para ese trámite?
A – ¿Hablar? ¡Con nadie! Lo único que tienes que hacer es provocar que muchas más personas puedan estudiar Torá, decir Berajot y hacer Tefilot. Eso nos será a nosotros de mucho beneficio, además HaShem estará muy contento y nos tendrá de “Consen”.
C – ¿Y cómo hago para hacer eso? Apenas yo puedo hacer algo por mi, y casi nada por ti. ¿Cómo voy a hacer algo por los demás? ¡Ni siquiera los conozco!
A – Es muy fácil. Lo único que debes hacer es dar tu Maaser y Tzedaká al lugar que perteneces. ¿Vas a algún Knis? Seguramente ahí estudias, ahí dices alguna Berajá, ahí rezas tu Tefilá. Pues debes dar tu Maaser y Tzedaká a ese lugar y hacer lo posible para que mucha más gente así lo haga. De esa manera estarás provocando que muchos cuerpos y almas sean alimentadas. Tú no tienes ni idea de lo que eso alegra a HaShem. Imagínate: tú viste cuán bien me hizo a mi que el doctor  Rabino diga apenas 3 palabras de una Mishná. Ahora imagínate si provocas que mucha gente diga las 3 tefilot por día, que estudien Torá a diario, que digan Berajot, que puedan tener un lugar espiritual donde refugiarse. Eso es de las mejores cosas, si no la mejor, que puedes hacer por nosotros, por ti y por mi.
C – Gracias Alma, te quiero mucho. ¿Qué hora es?
A – Las 18:30 ¿por?
C – ¡Vamos, estamos a tiempo! A las 18:50 comienza Minjá. Vamos al Minián. ¿Y sabes qué? Dese ahora en adelante donaré mi diezmo a ese knis.
A – No puedes donar lo que no es tuyo. El Maaser nunca te perteneció, es un dinero que recibiste de más, como prueba a ver si lo regresabas o te lo robabas, que, a propósito, es de los más necesitados o del Kodesh. Si deseas donar, hazlo con tus cosas, no con las de los demás.
C – Entonces voy a darle el Maaser al knis que me cobija a diario y además le daré una Tzedaká.
A – Sí, nada más que cumple tus promesas porque eso me afecta mucho a mi y por ende a ti. Además, comprométete a salvarme y yo te salvaré a ti. Que sea así cada mes, el Maaser y la Tzedaká, siempre a tu knis, ¿te parece?
C – Me parece excelente. Vamos al knis que se nos está haciendo tarde.

Acerca de Rob Dagán

Mi nombre es Gabriel Zaed y escribo bajo el seudónimo de Rob Dagán. Mi pasión por la escritura es una consecuencia del ensordecedor barullo existente en mis pensamientos. Ellos se amainan un poco cuando son expresados en tinta, en un escrito. Más importante es expresarse que ser escuchado o leído, ya que la libertad no radica en hablar, sino en ser libre para pensar, analizar.

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