Historia y Actualidad

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En estos días, luego de la trágica matanza en Paris en el cual musulmanes asesinaron a 12 miembros de la editorial de la revista caricaturista Charlie Hebdo y otros 5 víctimas (4 de ellas judíos) en un Super Kasher, hay quienes insisten en hacer clara diferenciación entre los musulmanes terroristas y aquellos que se dicen pacíficos, y dedicados a difundir y profundizar su religión.

Pero yo no encuentro tal pacifismo; contrariamente a tal aseveración, reviso que desde su principios y en su esencia, el Islam, se ha regido a través de cruentas batallas internas lo cual grabó – por asi decirlo — en su DNA cultural el acto de agresión como modus operandis ya sea para solucionar sus conflictos y/o para lograr afianzar sus ideales de expansión. Quiero por ello, revisar algo de su historia. Digo aquí, “desde sus comienzos”, así que repasemos como fue lo que Mahoma hizo para implantar su nueva religión.

Luego de pronunciarse en pro de una nueva doctrina monoteísta, y con algo de apoyo de grupo, Mahoma optó de inmediato por enfrentarse contra la mayoría de paganos de la misma Meca, capítulo al que deberíamos dedicarle buen lugar en otra oportunidad. Tal como suele ocurrir con el advenimiento de una nueva doctrina, en particular religiosa, no todos aceptaron de buen grado en la Meca el “nuevo mensaje”. Una minoría apoyó a Mahoma y se agregó a él en sus plegarias en las puertas de la ciudad. Este grupo adepto al profeta recibió el nombre de “Sajbá” (círculo de amigos-compañeros) y es considerado hasta nuestros días como la aristocracia de la sociedad musulmana; todos aquellos que otrora lo conformaron son llamados “santos” (rubro que provino por influencia del cristianismo).


El conflicto con la gente de Meca promueve a un segundo grupo de correligionarios del profeta y éstos le ofrecen el traslado a la ciudad de Ith’rav, a unos 200 kmts al norte de Meca (año 622); desde entonces esa ciudad es conocida con el nombre de “Medina El-Navi” (ciudad del profeta). Cada grupo con su status específico, su alianza al líder máximo, y su condición de poder, se convirtieron en los polos que se disputan el liderazgo y control de la nueva religión. Este segundo grupo llamado “Antzar”, “limpia” a la ciudad de Medina de toda religión extraña al Islam y Mahoma queda con todos los poderes posibles: de visionario a legislador, de dirigente político, y Juez Supremo a Jefe Militar. En otras culturas y religiones, esta síntesis no se da: nótese, por ejemplo, el caso en la Biblia donde el deseo por parte del Rey David de construir el Sagrado Templo no se le permite a él. Se pospone el período de la construcción para que su heredero, el Rey Salomón (Samuel II, 7) lo haga. En la tradición judía, se dice que Dios le rehusó el levantamiento del Primer Templo en Jerusalén porque David estuvo involucrado en guerras y derramamientos de sangre. En esta tradición, el liderazgo político o religioso no va paralelo al militar sino por el contrario, quedan separados.

Mahoma pertenecía a la importante familia Hashem, de la tribu principal de Meca llamada Quraish y conocía bien a las tres comunidades judías que se encontraban en las proximidades de Medina ya que por su ocupación en el tránsito de perfumes que eran producidos en el sur de la península arábiga y reportados en caravanas a las costas del Mar Mediterráneo conoció su religión y costumbres. Aprendió en dichas comunidades los principios religiosos judíos y, lógicamente abrigó la esperanza que esos judíos se transformaran en la base humana de su nueva doctrina aceptándolo como el profeta ultimativo.

A pensar de Mahoma, a los judíos les sería muy fácil incorporarse a esta nueva religión que enunciaba claramente elementos propios del judaísmo. Pero por el contrario, dichas poblaciones judías y otras cristianas no se agregaron al Profeta y, ya alguien ha dicho, que no hay más cruel enemigo que un amante decepcionado. Furiosamente, Mahoma combatió a esas comunidades a través de ataques (véase el Corán, Sura 2), a la vez que trocó aquellos vestigios del judaísmo que había adoptado y proclamado. Recordaremos aquí algunos ejemplos: designó al viernes como día de recogimiento y plegarias, en lugar del sábado bíblico, quitándole a este día el motivo social y religioso del descanso; abolió el Ayuno anual el día décimo del primer mes (el Yom Kipur bíblico) del calendario y en su lugar dictaminó un mes entero de ayuno, conocido como el mes de Ramadán. Asimismo orientó a los creyentes en hora de sus oraciones hacia la Meca – ya no hacia Jerusalén como era costumbre, y aumento las oraciones diarias de tres a 5.

No obstante su decepción y su odio hacia los judíos renuentes, el profeta reconoce que la verdad contenida en el judaísmo es innegable. Dice el Corán: “Si tienes tú [el creyente] duda alguna respecto a la cosa [la revelación] que te fue enviada desde el cielo, pregunta al [pueblo de Israel] que recibieron el libro antes de ti” (sura 10 : 91); “pregunten si es que vosotros no sabéis, a los hombres del Pueblo del Libro, ya que a ellos nos revelamos con las evidencia y los cánticos de los Salmos” (sura 16 : 42); o la aseveración “Nosotros le otorgamos a Moisés el libro completo para ser transmitido a los que hacen el bien y lo honesto…libro que es sagrado. Por lo tanto condúzcanse [vosotros los creyentes] según sus ordenes”.

Y si estas batallas contra paganos y herejes fuera poco para comenzar, ya una vez establecido el gobierno islámico (no sólo en su espacio religioso sino también asentado en vastos territorios conquistados), el Islam se vio relativamente pronto envuelto en sangrientas luchas de secesión.

El gobierno de Mahoma se extiende solamente unos 12 años. A la edad de los 40 años, (610 de la era cristiana), Mahoma recibe “la revelación” que le transmite el ángel Gabriel (véase Corán, Sura 96), conforme de la cual se convierte en “el profeta” que transmitirá la religión del Islam (Islam= “sumisión a Alá” – a Dios).

El fenómeno particular corolario a la muerte de Mahoma (se cree que esto sucedió a sus 52 años) quedó en el hecho de que, no teniendo un descendiente varón en vida, no designa a su sucesor, tampoco fija cómo se efectuará el traspaso del mando y menos aún, de qué grupo social o étnico provendrán tales sucesores y cómo será su estatus[1]; (se debe aclarar aquí que según el Islam, Mahoma es el último profeta enviado en la Tierra). Esto creó una gran crisis política. El grupo “Antzar” se consideraba digno de ejercer el gobierno en lo sucesivo. Pero ellos fueron sorprendidos por la gente de “Sajbá”, los cuales designaron al amigo más cercano de Mahoma, Abu Baker, como su sucesor.

Con esta actitud se enuncia que los sucesores futuros del profeta provendrían de la tribu de Quraish y, aunque no se fijaron con precisión las potencialidades del sucesor, el título asignado es el de Califa (‘reemplazante’) del enviado de Alá. Abu Baker es entonces el siguiente Califa [2] según su auto-nombramiento. Como era de imaginar, Abu Baker debió continuar luchando tanto contra enemigos exteriores como contra aquellas tribus que, a pesar de haberle jurado fidelidad absoluta a Mahoma, luego de la muerte de este último, se consideraron “libres” de tal fidelidad. El segundo Califa Omar Iben el Jatav, sigue después de la muerte de Abu Baker y según su propuesta. Durante su gobierno (634 – 644) el imperio islámico se expandió y fortificó enormemente.

Esto no impidió que Omar fuera asesinado y que dos candidatos se disputaran el mando después de él: Ali Iben Abu Taleb (primo del Profeta y también su yerno, el cual fue uno de los primeros sustentadores de Mahoma, hombre del grupo “Sajbá”) – y, por otro lado: Otomán Iben Af’an, (el cual era uno de los suegros del Profeta, pertenecía a una de las familias más importantes de la tribu Quraish, familia Umía). Finalmente fue elegido Otomán, el cual continuó desarrollando el imperio. Pero esto no evitó la venganza por parte de la gente de “Sajbá”. Junto a familiares de Mahoma, gente del Sajbá terminaron asesinando a Otomán (cosa que ya no debe sorprender al lector). El asesinato del Califa regente perpetrado por “hermanos¨ musulmanos engendró conmociones y batallas que perduraron por décadas y crearon ríos de sangre y escisiones sin fin. En la historiografia musulmana este capítulo se llama “El portón abierto”, la Fitna (guerras civiles) y se constituyó en parte integral de la cultura mahometana.

Nunca apareció la rama religiosa musulmana que se oponga al expansionismo de su religión o se limite a la educación pura y profunda para crear seres mejores en este planeta. Esa re-presentación hoy día de esta religión no tiene antecedente histórico alguno y se expone al resto del mundo, es simplemente estrategia y nada más. En sus entrañas, se regocijan, aunque lo disimulen o ¨desaprueben¨, cuando se perpetran actos de terror contra “herejes”. Y en cuanto a los asesinatos inter-musulmanes, ya cada uno tendrá y tiene su opinión respecto a la elección del enemigo en las interminables luchas internas del Islam y que siguen manchando la civilización humana. ¡¿Cómo podrá un grupo de pacifistas musulmanes — si los hay — hoy día tomar riendas de esta religión sin que ella misma sea asesinada?! Esto es lo que queda totalmente como incógnita para aquellos que buscamos paz y seguimos en espera de un cambio sustantivo en el Islam.

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[1] Coincidentemente, y haciendo salvando gran diferencia entre los “protagonistas”, el partido politico Israelí de nombre Shás, sufrió en estos días una conmoción parecida. El legendario creador y patrón de este partido religioso-ortodoxo de comunidades orientales, dejó este mundo luego de más de 20 años de dirigencia incuestionable del mismo. El partido se escindió; ambos bandos alegan ser los continuadores del Gran Rabino Obadia Yosef.
[2] Obsérvese que en la actualidad, quien pretende seguir luego de cientos de años el Califato de la Nación Islámica, se autoproclamó también Abu Baker (el Bagdadi) “el califa Ibrahim” a finales de junio del 2014. El Califa actual se proclama luego de su interrupción allí por el 1517.

Acerca de Pesaj Kohen

Jurista (LL.B) Sha'rei Mispat - Israel Diplomacia - Agregado de Prensa en la Embajada de Israel en Panamá. México - Fundador y Director de Escuela de Líderes Juveniles "Alumá" - Enviado de Israel para Movimiento Juvenil. M.A. en Educación y Enseñanza de Humanidades, Univ. Tel Aviv. B.A. en Humanidades - Filosofía y Biblia. Univ. Tel Aviv. Miembro del Kibutz Magal en Israel, desde 1964. Nacimiento: Córdoba. Argentina.

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