A Don Francisco Martín,
con agradecimiento y una inmensa alegría.
A Doña Iris Mier,
que plantó estos árboles comigo. In memoriam.
Y a Paco Sastre, que regó y cuidó estos cipreses.
También en el recuerdo.
Era un claro y luminoso día de Primavera, un mes de Abril de 1992. Acompañado por buenos amigos, plantamos tres cipreses junto a la escalinata de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción -construida en granito en el año 1954- en el Barrio de la Estación de Las Navas del Marqués, cerca de las vías del tren.
Hoy, muchos años después, aquellos árboles son esbeltos ejemplares que parecen dirigir lanceadas oraciones hacia los cielos. Son un ejemplo de la resistencia del espíritu de Israel y un ejemplo, valga la redundancia, a imitar. ¡Qué hermosos son, contemplo extasiado, ante su belleza majestuosa! Me abrazo a sus troncos, conmovido.
¡Dadme de vuestra fuerza!, musito. Que el Señor perdone nuestros pecados. Necesitamos que éstos sean expiados.
Un cuarto de siglo después, los cipreses permanecen lozanos, testimonio de la inquebrantable resistencia y fortaleza de Israel.
Escucho el viento de la tarde y la advertencia divina: Escucha, Israel, el Eterno es Uno. La soledad y el silencio de la tarde, acogieron mi oración. Desde la puerta de la iglesia, Don Francisco, el venerable sacerdote nonagenario, me dirige una bondadosa sonrisa. ¡Ah, la presencia de un alma recta…!
Siento un gozo que conforta. Una dulzura inefable inunda mi alma.
Guardo al Señor en mi corazón.
Las Navas el Marqués (Ávila, España)
8 de Septiembre de 2016
Año Cinco Mil Setecientos Setenta y Seis
de la Creación del Mundo.
Fotografías por Juan Carlos Revilla Peña
Gracias!!♥️