Primero vistieron de rosa su escuela, juntaron dinero y le dieron un valor. Lograron la concientización de cientos de jóvenes judíos que decidieron por voluntad propio y por ayudar ponérsela hoy la ya muy conocida “sudadera Rosa” de Pink Life.
Luego Allan Achar, Gerardo Porteny y Alejandro Kamp se propusieron involucrar a más personas y se lo presentaron a todos los colegios judíos de la red.
Ahora son 8 escuelas, unidos todos en una causa muy importante, ayudar a aquellos que sufren cáncer de mama, principalmente a mujeres no judías.
No conformes con juntar a muchos a su causa, quisieron hacer algo más, y ahora se organizó la “Gran Carrera CIMORT PINK LIFE” en la que bebés, niños, jóvenes adultos y hasta mascotas corrieron juntos en unión de una buena causa.
Pero no solo fue un evento de la comunidad, junto a ellos integrantes de escuelas circundantes, vecinos y muchos más salieron a al calle a brindarles su admiración y ayudarles en el arduo recorrido.
Un camino muy pesado con subidas y bajadas, tal vez pensado en representar, tan solo levemente el dolor y sufrimiento que las mujeres con cáncer de pecho sufren cada día y a las que este proyecto quiere ayudar de alguna manera
Ustedes También únanse a este proyecto ayuden a quienes lo necesitan.
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