Debido al trabajo del padre, la familia de Hitler vivió tres años en la ciudad austriaca de Braunau am Inn y, aunque Hitler solo pasó tres semanas en esa casa, el edificio ha sido el centro de atención de muchas controversias por su carácter simbólico.
“Es la mejor solución”, dijo al Spiegel online el ministro del Interior austríaco, Wolfgang Sobotka (OeVP), tras la decisión tomada ayer por la coalición de gobierno de expropiar sin compensación el edificio a la propietaria actual, una mujer: Gerlinde Pommer.
Cada abril, decenas de neonazis llaman la atención en los alrededores entre el apacible paisaje de este pueblo del oeste de Austria, en la frontera con la Baviera alemana.
La expropiación, que será formalizada el próximo septiembre, debería frenar la continua peregrinación de neonazis.
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