La primavera de 1942 en el frente oriental se había presentado mucho más tranquila que el año anterior. La escasez de recursos, el agotamiento de ambos contendientes, y un invierno especialmente duro al que seguía el correspondiente periodo de deshielo y embarramiento al que los rusos conocen como rasputisa, y que hace el terreno difícilmente transitable, hicieron que la guerra se tomara un pequeño respiro.
No obstante, las batallas que se libraron durante los años 1942 y 1943, resultaron decisivas en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Así, fue en 1942 cuando el ejército alemán se planteo el dilema de dar el golpe de gracia la Unión Soviética antes de que Estados Unidos pudiera movilizar sus recursos económicos y militares. El 28 de junio del mismo año, Hitler pondría en marcha la que se conoció como la Operación Azul, cuyo objetivo se centró en las riquezas minerales y petrolíferas de Ucrania y el Caúcaso. Entre las contingencias estratégicas se encontraba la ciudad de Stalingrado, cuya conquista pretendía cortar el suministro de recursos del ejército rojo.
Stalin prefería ceder terreno a enfrentarse con los nazis en una batalla perdida de antemano.
Convencidos de que el ataque se produciría sobre Moscú de forma inminente, la ofensiva que los alemanes desplegaron por todo frente ucraniano cogió a los soviéticos completamente por sorpresa. De este modo, en una maniobra más que usual, el Ejercito Rojo se replegó. Los alemanes se internaban imparables en el corazón de Europa, sin embargo no hicieron otra cosa que conquistar territorio desierto.
Stalin prefería ceder terreno a enfrentarse con los nazis en una batalla perdida de antemano. La progresión de los segundos avanzaba por el Caúcaso, no obstante las largas distancias que dificultaban el abastecimiento de suministros y las montañas hicieron que nunca llegaran a alzanzar los pozos petrolíferos con los que pretendían hacerse. Fue sí que Hitler pronto decidió, el 19 de junio de 1942, poner rumbo hacia Stalingrado.
La batalla comenzaría el 23 de agosto de 1942 y enfrentó al Ejército Rojo de la Unión Soviética y la Wehrmacht de la Alemania nazi y sus aliados del Eje por el control de la ciudad, la cual tenía una importante industria militar y se establecía como un importante nudo de comunicaciones ferroviarias. La urbe se extendía a lo largo de la orilla occidental del Volga y carecía de puentes para cruzar el río.
Poco antes, el 19 de julio Stalin ordenó que Stalingrado quedase en estado de sitio total, no permitiendo la salida de civiles, y disponiendo que se comenzaran los preparativos para resistir ante los alemanes, que se acercaban. Preocupado por el avance alemán hacia el Volga, que podía dividir a Rusia en dos, días despues, el 28 de julio, Stalin emitió la famosa orden 227, pronto conocida como la orden “¡Ni un paso atrás!“, por la que se prohibió la rendición bajo cualquier concepto, y se formó una linea de infantería en retaguardia con órdenes de fusilar a todo soldado o civil que retrocediese sin permiso. El 23 de agosto se acercaba y la batalla acechaba en el horizonte de la actual Volgogrado.
Como se preveía la lucha resulto terrible. Las tropas del Fürher llegaron a la ciudad, al frente de cuya defensa se encontraban los generales soviéticos Emerenko y Chuikov, y ante los que se tuvieron que enfrentar en un tipo de guerra hasta entonces desconocido para ellos: la lucha en una ciudad en ruinas y contra un enemigo que se conocía cada palmo del terreno.
Hitler, llegó a anunciar la conquista de Stalingrado el 8 de noviembre
Los soviéticos recibieron numerosas pérdidas, sin embargo a las orillas del Volga llegaban nuevos refuerzos cada noche. La situación parecía aun peor para Wehrmacht alemana, que contaba con un número aún más alto de bajas y pérdidas de armamento, pero que sin embargo parecía hacer retroceder al Ejército Rojo. El avance fue tal que de hecho Hitler, llegó a anunciar la conquista de Stalingrado el 8 de noviembre. Pero las tornas cambiarían muy pronto.
Las tropas alemanas se encontraban flanqueadas por las de sus aliados rumanos, húngaros e italianos, mucho más débiles y peor armadas. Mientras, por el lado soviético, se estaba fraguando la que recibió el nombre de Operación Urano, mediante la cual, tras acumular tropas a ambos lados del frente alemán, se produciría el cerco al Sexto Ejercito de los nazis.
Fueron meses de sangre y pólvora que supusieron el gran punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial en Europa
En un error de cálculo y basándose en las predicciones de Göring de que la Luftwaffe alemana podría dar soporte aéreo a las tropas, Hitler ordenó que el Sexto Ejercito mantuviera las posiciones. Para ventura de los soviéticos aquellos aviones no resultaron suficiente. Una posterior ofensiva del ejercito rojo cercó por completo a las tropas alemanas, no dejando más opción mariscal Paulus, quien encabezaba a la facción nazi, de rendirse el 2 de Febrero de 1943 desaviniendo las órdenes del Fürher.
La Wehrmacht había sufrido su primera gran derrota y la balanza en el frente oriental se inclinaba a favor de la URSS por primera vez. Fueron meses de sangre y pólvora que supusieron el gran punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial en Europa, y que dió lugar al contraataque soviético e inicio del repliegue alemán. La Segunda Guerra Mundial, acababa de cambiar su rumbo.
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