La lluvia, casi, como la luna o el sol
es mencionada a diario, casi por todos:
que llueva o deje de llover
que venga la lluvia o se vaya la lluvia.
La lluvia, casi, como la mujer es inesperada
y suele que la recibimos cuando menos la esperamos,
por eso adopté adorar la lluvia como adoro la mujer
y siempre recibirla con todo mi ser.
Ya he visto lloviznas
y ya he visto fuertes chaparrones,
siempre con la sensación
que eso es lo necesario.
Me gustan los pavimentos mojados
y me gustan los arboles lavados,
me encanta el aroma de la tierra
y el pelo mojado de la mujer.
Lo romántico de la lluvia de la ducha
que muchas veces se hace antes de,
otras veces se hace después de,
y muchísimas veces durante.
Si tengo que elegir entre el sol, la luna y la lluvia
me quedo con la lluvia, por lo hermosa,
sorprendente e inesperada,
que me llena el alma de sonrisas.
Este ya viejo poema mio fue leído con mucha gracia por la poetisa Liz Castro de Mexico en el Congreso de poesia CUPHI IV realizado en Villa Giardino, Córdoba entre el 15 y 21 de noviembre. El fin de semana pasado, del 26 y 27 de noviembre me encuentraba en Rosario con los compañeros que hemos finalizado el colegio secundario hace 50 años.
Artículos Relacionados: