Con motivo de la festividad de Jánuca, la Comunidad Hebrea de Guadalajara (CHG) realizó diversas actividades que pudieron destacar no únicamente por su participación de sus miembros al dedicar una celebración con mucha alegría dentro de ella, sino también para muchas personas en necesidad, vecinas de la perla tapatía con las que buscan una mayor integración y responsabilidad comunitaria de todas y todos los que vivimos en Guadalajara.
Al inicio de la festividad, el domingo dieciocho, se tuvo el Rally de Jánuca, en el cual, los participantes recorrieron diversos puntos de la ciudad (desde la Glorieta de la Minerva hasta el Parque Los Colomos) para encontrar pistas y regresar a la comunidad para presentar la historia de Jánuca, encender la primera vela a cargo del Rabino Ari Bursztein, cantar canciones de la fiesta, para después comer sufganiot e intercambiar regalos entre los niños. A la mitad del festejo, el propio Rabino Bursztein, se reunió con los jóvenes de la comunidad para encender la cuarta vela, hablar acerca de su significado y tradición hasta nuestros días.
Desde luego, la CHG no podía darle mejor importancia a Jánuca sin una tradición que tiene desde hace cuatro años con el propio Arzobispado de Guadalajara y dar luz a quienes menos tienen, “10 Mil Navidades en Una”. Esta actividad para nuestras y nuestros lectores de Diario Judío dentro y fuera de Guadalajara que aún no la conocen (y puedan ayudar en su edición 2023), tuvo como objetivo la entrega de cuarenta mil cenas navideñas en más de cuarenta parroquias y albergues del Área Metropolitana de Guadalajara, con el apoyo de ambas instituciones, su recaudación de insumos para la preparación de los alimentos y presupuesto para que estos se prepararan acompañadas de gran solidaridad, cooperación, música, juegos; y algo que en lo particular me dio mucha alegría de poder verlo por primera vez en la vida (disculpen lo personal de dicho comentario), el encendido de la Menorah en el atrio de la Catedral de Guadalajara brillando con el encendido de todas sus luces para dos mil personas principalmente en situación de calle a quienes se les brindó una digna cena, con una luz de esperanza y con una comunidad que busca más la integración de sus miembros y de la solidaridad con los demás.
Agradecimientos a María Elena Miranda de Moel y a Graciela Ciociano por su colaboración para la elaboración de esta nota y por todo su trabajo en las actividades antes compartidas.
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