El informe de la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) sobre el proyecto nuclear iraní ha conseguido algo que parecía imposible: ser del agrado del presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, y del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Las 11 páginas del informe advierten que Irán ha triplicado el enriquecimiento de uranio en los últimos cuatro meses confirmando así los anuncios a bombo y platillo del dirigente iraní sobre los “grandes avances” de su programa nuclear. En un raro ejercicio de interpretación, el embajador iraní ante la OIEA, Ali Asghar Soltanieh, ha dicho que el informe “confirma una vez más las actividades nucleares pacíficas de Irán”.
El documento advierte que Teherán se encuentra cerca de la mitad de la cantidad necesaria para fabricar una bomba nuclear y ha acelerado significativamente las actividades en la central de enriquecimiento de uranio de Natanz y en la subterránea de Fordo. Los datos y estimaciones de la OIEA son oro argumental para Netanyahu que no descarta en última instancia un ataque militar contra las instalaciones iraníes.
“El informe es una prueba más de que las estimaciones de Israel son exactas. Irán está continuando sin freno con su programa nuclear y enriqueciendo uranio a un alto nivel del 20%, mientras ignora gravemente las demandas de la comunidad internacional”, ha comunicado el jefe de Gobierno.
Que sencillamente desaparezca
Las declaraciones de la viuda del científico nuclear, Mustafa Ahmadi Roshan -asesinado en una acción que Teherán atribuye a Israel y EE.UU- también alimentan la posición israelí. “El objetivo final de mi marido era la destrucción de Israel. Que sencillamente desaparezca”, declaró a la agencia Fars.
La “grave preocupación” expresada por la OIEA sobre “las posibles dimensiones militares del plan nuclear” y la denuncia de falta de colaboración con los inspectores acorralan un poco más al régimen islámico. No faltan muestras de los nervios instaurados en un liderazgo que contempla cómo su economía se desmorona con la misma facilidad con la que inaugura centrifugadoras ante el mundo.
Como amenazar con atacar si sienten que sus intereses corren peligro. Más que un farol o intento de equiparar las advertencias llegadas de Jerusalén, se trata de un billete al suicidio nacional. Si Irán ataca frontalmente a Israel o EE.UU (otra cosa diferente es la guerra encubierta), la respuesta dañaría de forma demoledora a la Guardia Revolucionaria y parte de las centrales iraníes. Teherán activaría y daría legitimidad a los planes militares que Israel elabora desde hace tiempo.
Bajo la presión de otro informe demoledor de la OIEA y aunque seguirá lanzando órdagos con más anuncios y maniobras, Irán intenta de forma desesperada dialogar con los 5+1 sobre su plan.
Las riendas de la lucha
Según algunas informaciones, el presidente de Israel Simón Peres quiere expresar en seis días a su homólogo norteamericano Barak Obama su oposición a un ataque israelí. El dirigente cree que “Israel tiene derecho a defenderse ante la amenaza existencial que supone un Irán nuclear” pero debe dejar que las potencias lideradas por EE.UU lleven las riendas de la lucha.
Según el diario Haaretz, Peres critica el exceso de declaraciones de los dirigentes israelíes. En su opinión, no hay que descartar la vía militar pero en tal caso debe ser empleada por EE.UU y no por Israel. Hoy, Peres matiza: “Irán es el centro de la corrupción moral y terror del mundo. Si tiene la bomba atómica será una catástrofe para todos y no solo para nosotros. Cuando decimos que todas las opciones siguen en la mesa es que lo pensamos seriamente”.
Encuentro Obama-Netanyahu
Teherán -que sostiene que su proyecto nuclear es pacífico- responde a la amenaza israelí. “Las declaraciones de las autoridades del régimen sionista, refiriéndose a un ataque contra Irán, son divertidas porque ellos no son conscientes de que los combatientes iraníes, al igual que los luchadores del libanés Hezbolá, desean eliminar ese régimen de la faz de la tierra”, advierte el ministro de Defensa, el general Ahmad Vahidi, según la agencia IRNA.
A la espera de las inminentes elecciones en el Parlamento iraní, una fecha clave será el 5 de marzo con el encuentro Obama-Netanyahu. Dirán tres cosas del proceso de paz con los palestinos pero se centrarán casi exclusivamente en la asignatura nuclear iraní.
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