La Knéset (Parlamento) aprobó en segunda y tercera lectura, por 67 votos contra 8, una legislación para prevenir la infiltración – uno de los ejes de la política del primer ministro Biniamín Netanyahu, sobre la inmigración ilegal.
La ley permite la deportación de algunos inmigrantes ilegales – y la detención de aquellos que no puedan ser deportados por más de tres años sin proceso judicial. Netanyahu precisó que impulsaba esta ley junto con la construcción de una valla fronteriza cerca de Eilat y la deportación de trabajadores extranjeros, para resolver el problema de la infiltración en Israel.
El diputado Zeev Elkin, presidente de la coalición, destacó que existen leyes similares en muchos países y que la legislación suministrará al Gobierno instrumentos para enfrentar la situación actual.
Los partidos de la oposición presentaron una larga lista de reservas contra el proyecto.
Semanas atrás, William Tall, representante del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR) envió una carta al presidente de la Knéset, Reuvén Rivlin, explicándole que la agencia de la ONU temía que el proyecto de ley “podría constituir una trasgresión contra los derechos y las obligaciones de Israel estipuladas en la Convención para los Refugiados de la ONU-“, un convenio que el Estado judío es uno de los firmantes fundacionales.
El representante de ACNUR puntualizó que el texto explicativo de la ley subraya que no se pretende desafiar la convención de la ONU. Sin embargo, Tall expresó que quería asegurarse de que el proyecto fuera reformado especificando que no sería aplicado para aquellos que cayeran bajo la definición de refugiados de la ONU.
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