En la escala de la maldad humana nada hace sombra al Holocausto. La maquinaria de un estado moderno e industrializado, dirigida por un gobierno totalitario, para exterminar sistemáticamente a otros seres humanos. Seis millones de ellos eran judíos, por eso la Comunidad Judía de Asturias recordó ayer a las víctimas de la Shoa -literalmente, ‘la catástofe’- un acto institucional en el monolito en memoria de sus correligionarios asesinados por los nazis, pero no solo. La organización, invitó al homenaje, a un representante del Secretariado Gitano, un representante de la Iglesia Evangélica, un representante de Logia masónica y un representante de los gays y lesbianas, dado que, entre estos colectivos, hicieron los nazis y sus colaboradores otros cinco millones de muertes.
La fecha escogida tampoco era casual. El próximo 27 se celebra el aniversario de la liberación por las tropas rusas del campo de concentración de Auschwitz. Cuando el Ejército Rojo entró en el recinto quedaban con vida 7.500 prisioneros, pero se calcula que allí fueron muertos entre un millón y un millón y medio de personas. la lectura del poema homónimo de León Felipe abrió el acto, en el que también se leyó el ‘Kadish’ doliente, una oración fúnebre judía, escrito Erika Gumgrud, superviviente del campo de concentración de Terezin y el poema ‘Izkor’, de Abba Kovner, otro sobreviviente del Holocausto.
Al acto asistieron, además concejales y representantes políticos y vecinales y terminó, siguiendo la costumbre judía, con la colocación de una pequeña piedra al pie del monumento, como es costumbre cuando se visita un cementerio.
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