Cuando las palabras se corrompen en su intento por buscar la concordia, a menudo la música ocupa su lugar. Tal y como explica la joven violinista Tamar Gaon, «No necesitas un idioma para comunicarte. No importa con quien toques, somos judíos y árabes con dos idiomas distintos, pero la música es una y eso es precioso». Esto es precisamente lo que la Orquesta Juvenil Árabe-Judía lleva demostrando desde su nacimiento en el 2002. Al margen de los conflictos que copan los informativos y que en ocasiones pueden resultar desesperantes, este grupo de jóvenes israelíes demuestra con cada actuación, que la convivencia es posible, y lo hacen con el idioma universal de la música.
Ahora están en España con motivo del XXIX festival de música Clásicos en Verano, ansiosos por actuar junto al Joven Coro de la JORCAM en las fiestas de Nuevo Baztán el 23 de julio, y el 24 en el Real Monasterio de El Escorial. Todos ellos bajo la dirección de Taiseer Elias que confiesa que sus pretensiones con esta orquesta son las de «seguir mi verdad interior. Yo creo en la humanidad y en el respeto entre las personas y si el mensaje de esta orquesta llega a todos esos radicales, eso es lo que me hará sentir alegre.»
La variedad de culturas que componen esta orquesta no solo se hace patente en el origen de los jóvenes estudiantes que la componen, sino que en su repertorio también se trasluce esta diversidad. Desde músicas tradicionales andalusies o árabes hasta piezas de Gabriel Fauré, son interpretadas por este grupo de músicos con el apoyo del Joven Coro de la Comunidad de Madrid, para quienes esta experiencia supone un gran oportunidad de conocer e interpretar estilos musicales diferentes.
Aunque en Israel la orquesta goza de una muy buen acogida, y es percibida con cariño por todas las personas que han aceptado el camino de la convivencia, Elias reconoce que «Hay fanáticos que no comparten la idea. Yo creo firmemente en que la música es capaz de derribar muros, el odio y la incomprensión. En el momento en que todos nosotros nos sentamos y hacemos música ayudamos a que el mundo sea un lugar mejor.» Se trata de una idea que no es en absoluto nueva pero que después de tantas décadas de conflicto conviene recordar, sobre todo si viene de parte de unos jóvenes que viven esta realidad todos los días «somos todos de Israel, algunos árabes y otros judíos, y al tocar juntos nos hemos convertido en mejores amigos» explica entre risas Tamar Gaon.
Una música que fusiona culturas
«No somos una orquesta árabe, ni occidental. Mezclamos estilos de todas las culturas por lo que a menudo tenemos que hacer arreglos sobre aquellas músicas que queremos interpretar» es por esto, por lo que Elias, además de dirigir también debe encargarse de los arreglos, e incluso ha llegado a componer alguna de las piezas. El acordeón, el laúd árabe o la darbouka conviven con el piano, la flauta o la guitarra aportando a esta orquesta unexotismo y una capacidad expresiva muy peculiar. Algo que se ve acentuado por la compenetración que han alcanzado con los jóvenes del coro madrileño.
Los dos conciertos impulsados gracias a la Embajada Israelí, forman parte del conjunto de eventos que desde hace casi tres décadas se vienen organizando todos los veranos en la Comunidad de Madrid. Este año la Orquesta Juvenil Árabe-Judía, ofrece una oportunidad perfecta para conocer la música de otras culturas y comprobar que, efectivamente, la coexistencia siempre es posible sin importar las diferencias.
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